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Nueva oportunidad de competir en telecomunicaciones

La libre competencia es el mejor mecanismo para que el público usuario obtenga costos y calidad óptimos en los servicios que consume.

En 1997 comenzó con bombo y platillo la competencia en telefonía fija. Desde la perspectiva competitiva, los resultados son ambiguos. Por una parte, han bajado las tarifas de algunos servicios y ha subido el valor de la oferta global. Por otra parte, el mercado sigue estando altamente concentrado pues la densidad de teléfonos fijos por cada cien habitantes no alcanzó a duplicarse.

La falta de resultados positivos se explica parcialmente por la falta de políticas públicas y una regulación oportuna y suficientemente específica, que promoviera la entrada de nuevos competidores mediante el aprovechamiento de la infraestructura ya instalada; en lugar de duplicar innecesariamente la infraestructura existente.

En 1997, sin tanto revuelo, también comenzó la competencia en telefonía pública. Previo a la privatización de Telmex, había 93 mil teléfonos públicos. Posteriormente, Telmex comenzó a invertir en teléfonos públicos con tecnología de prepago y dejó de operar teléfonos de monedas.

En 1997 se otorgaron los primeros permisos para comercializar telefonía pública y surgieron varios comercializadores que retomaron el negocio de las monedas. Más que en competir con Telmex, los nuevos permisionarios se enfocaron en buscar puntos con demanda insatisfecha, focalizando satisfacer a aquellos usuarios que no querían invertir más que lo necesario para hacer una llamada. Así, más que competir por el mismo mercado, la competencia hizo más grande el pastel.

En la actualidad la penetración de la telefonía pública ha adquirido tal dimensión que ya hay teléfonos de monedas y de tarjeta en la misma esquina. En 1995 la Cofetel reportó 725 mil teléfonos públicos y ha seguido creciendo. No hay cifras que identifiquen cuántos de éstos son teléfonos de permisionarios y cuántos son de Telmex. Sin embargo, se estima que de los teléfonos que están en la vía pública, al menos una tercera parte son teléfonos de permisionarios. La competencia de los permisionarios ha crecido de manera tal que algunas zonas ya están saturadas.

Hoy por hoy, ante la convergencia tecnológica de las telecomunicaciones, la SCT y la Cofetel enfrentan una nueva oportunidad para generar políticas públicas y regulaciones en pro de la competencia. Si nos basamos en casos de éxito como el de la telefonía pública, las nuevas reglas deben promover que se haga más grande el mercado. Algunos puntos clave son los siguientes: 1) Los requerimientos técnicos de interconexión deben basarse en nuevas tecnologías y no deben requerir que los nuevos competidores adquieran tecnologías obsoletas que no necesitan. Para los competidores existentes, las inversiones requeridas son marginales, mientras que para los nuevos competidores adecuarse a tecnologías en proceso de extinción representa una barrera de entrada. 2) Temas añejos como la portabilidad y la desagregación de todos elementos de interconexión deben resolverse con una óptica en pro de la competencia y que proteja el mercado de los competidores existentes. 3) Se debe facilitar la comercialización de servicios y componentes de red entre operadores -incluyendo la comercialización de espectro radioeléctrico concesionado y desaprovechado o que se puede compartir. 4) Las tarifas de interconexión entre operadores y de comercialización de infraestructura deben ser más bajas que cualquier otra tarifa disponible. 5) Se debe promover que las nuevas inversiones no dupliquen infraestructura, para que ésta se enfoque en ofrecer más cobertura y mejor calidad de servicios.

Parece haber disposición por regular estos temas en favor de la competencia, que es en el interés de México. Esperemos a ver los resultados.

Fuente: El Financiero, México