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OpenStack, la colaboración en la nube

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La nube no le pertenece a nadie. Esta aseveración podría parecer simple y definitiva en primera instancia. En sentido estricto, lo es.

En un inicio hubo proveedores que decretaron su pertenencia con miras a convertirla en uno más de sus productos propietarios. Con el tiempo, la naturaleza propia de la nube la liberó y la colocó en un nivel en que todos podrían tener acceso a ella.

Al día de hoy, la nube en todas sus expresiones –privada, pública e híbrida– es una tecnología que ha cambiado el concepto de infraestructura dentro de las empresas y, por ende, la manera en que innovan, invierten y hacen negocio.

IDC dice que los servicios Cloud ahora son parte del portafolio de la mayoría de los proveedores de tecnología de información, ya que la nube se ha convertido en la plataforma de elección para cualquier nueva implementación de TI; por ello, se prevé que en 2016 las inversiones en los servicios de nube pública y privada hospedada remotamente crecerán 40% tan sólo en América Latina.

Una de las iniciativas detrás del auge de la nube es OpenStack, donde convergen un gran número de desarrolladores y expertos en Cloud Computing que colaboran y trabajan juntos en una plataforma de código abierto para contribuir al crecimiento y evolución de las nubes públicas y privadas.

Open Stack recibe contribuciones de organizaciones como: Red Hat, Google, OpenStack Foundation y la NASA, entre otras más que suman alrededor de 200.

En particular, Red Hat ha respaldado intensamente este proyecto porque comparten los mismos fundamentos: colaboración, participación, código abierto y, lo más importante, porque el proveedor de software empresarial entiende mejor que nadie lo que es OpenStack.

Hoy, OpenStack se encuentra donde Linux estaba hace 10 años: está atrayendo a los mejores desarrolladores y compañías para crear una plataforma abierta estándar que impulse a la próxima generación de TI; no nos sorprendería que sea el estándar de facto para la nube en la próxima década.

Y han sido la eficiencia operativa, la capacidad de innovar y el ahorro de costos los que han llevado a las compañías a decantarse por OpenStack, lo que le da a la nube una importancia estratégica.

 

¿Qué deben saber las empresas sobre OpenStack?

¿Qué ha logrado que al día de hoy sean tantos los proveedores que lo soportan? En primera instancia, sus bases se encuentran en los estándares, alrededor de los cuales gira el trabajo realizado por las más de 200 compañías que apoyan este proyecto para crear una plataforma estandarizada que funcione perfectamente sin importar la infraestructura. Esto es de gran relevancia, especialmente cuando las empresas ya han invertido millones de dólares en tecnología.

La flexibilidad y el bajo costo de OpenStack liberan al área de TI de sólo ‘mantener las luces encendidas’ y le permiten enfocarse en crear y brindar nuevas aplicaciones, soluciones y servicios, lo que se traduce en nuevas funcionalidades y productos adicionales, como herramientas en línea para ayudar a los clientes a gestionar mejor sus portafolios y que atraigan consumidores y aumenten la retención.

Algo que no ha pasado desapercibido con la llegada del cómputo de nube es el cambio que está trayendo a los procesos y la cultura de TI. OpenStack prescinde del enfoque histórico de TI, en el que la gente termina trabajando en silos aislados, a favor de un mundo de posibilidades centradas en una infraestructura homogénea e inclusiva.

OpenStack es una tecnología que evoluciona y se actualiza constantemente, lo que repercute de inmediato en las organizaciones y les permite posicionarse a la vanguardia en su mercado, además de darles la flexibilidad para adaptarse a los cambios.

Por Jorge Alvarado, Gerente de Arquitectura de Red Hat México