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Preocupa vulnerabilidad de México ante fraudes digitales

México registra un índice de fraude de 3.25, lo que supera el promedio global de 2.81 y sugiere una alta vulnerabilidad en el país

América Latina enfrenta retos significativos en materia de fraude digital, según el primer Índice Global de Fraude publicado por Sumsub.

Este informe, que examina el riesgo de fraude en 103 países, destaca datos preocupantes para la región.

México, por ejemplo, registra un índice de fraude de 3.25, superando el promedio global de 2.81, lo que sugiere una alta vulnerabilidad en el país.

En Argentina, la situación es aún más crítica, con una puntuación de 5.87 que sitúa al país como el de mayor actividad fraudulenta en Latinoamérica y entre los más afectados a nivel mundial.

El estudio revela además que Bolivia tiene la velocidad de Internet más lenta de la región, lo que afecta la capacidad de respuesta ante posibles ataques digitales, mientras que Honduras se encuentra en los niveles más bajos de ciberseguridad.

En el caso de Nicaragua, el índice refleja una alta percepción de corrupción, factor que complica aún más el panorama para combatir el fraude digital al dificultar la implementación de controles efectivos.

A nivel mundial, el Índice Global de Fraude ofrece una visión integral de los riesgos y factores subyacentes que impulsan el fraude en línea, desde condiciones económicas hasta la infraestructura de seguridad de cada país.

De acuerdo con proyecciones de Juniper Research, las pérdidas globales por fraude en pagos en línea podrían superar los 362,000 millones de dólares entre 2023 y 2028, una cifra alarmante que resalta la necesidad urgente de reforzar las defensas digitales.

Singapur encabeza el índice como el país más protegido, gracias a su alto nivel de intervención gubernamental y accesibilidad de recursos.

Argentina y Brasil, en cambio, se encuentran entre las naciones con mayores debilidades en esta área.

El informe destaca que los países con un PIB per cápita inferior a 25,000 dólares tienden a presentar mayores tasas de actividad fraudulenta, una tendencia que se refleja claramente en la situación de América Latina.