La Comisión Europea (CE) propuso este jueves crear una cartera electrónica en la que los ciudadanos puedan guardar de forma digital sus datos de identidad y otros documentos oficiales, como permiso de conducir, número de cuenta bancaria o diplomas universitarios, de modo que sirva como prueba de identidad digital en todos los países de la Unión Europea.
‘La identidad digital europea nos permitirá hacer en cualquier Estado miembro lo que hacemos en el nuestro sin costos adicionales y con menos barreras, ya sea alquilar un departamento o abrir una cuenta bancaria fuera de nuestro país’, dijo en un comunicado la vicepresidenta europea responsable del área Digital, Margrethe Vestager.
Esta prueba de identidad digital estará disponible para todos los ciudadanos, residentes y empresas de la Unión Europea, pero su uso será voluntario y no sustituirá a las tarjetas de identidad electrónicas que emiten ya muchos países comunitarios.
Los usuarios podrán utilizarlo en toda la Unión para identificarse para acceder a ciertos servicios públicos o privados, físicamente o a través de Internet, o para demostrar otros atributos, como su edad, sin necesidad de tener que compartir el resto de datos de su identidad.
Bruselas destaca precisamente que los ciudadanos podrán controlar qué información comparten con terceras partes y hacer un seguimiento de los mismos.
Aunque los detalles técnicos aún tienen que decidirse, esta identificación digital funcionaría en la práctica como las aplicaciones móviles que ya ofrecen ‘carteras’ para almacenar de forma digital boletos de avión o entradas a eventos, o las que permiten pagar con el móvil como si fuera la tarjeta de crédito.
Será como llevar la cartera física con toda la documentación, pero en el móvil.
Esta identificación digital será emitida por los Estados o por entidades privadas autorizadas por los Gobiernos y las administraciones públicas y algunas grandes plataformas digitales privadas estarán obligadas a aceptarla.
En concreto, aquellas con más de 45 millones de usuarios (un 10% de la población de la UE) y en aquellos sectores que exijan un alto nivel de autentificación para sus usuarios, entre ellos, transporte, energía, servicios bancarios y financieros, seguridad social, salud o telecomunicaciones.
Bruselas confía, no obstante, en que otras empresas querrán utilizarlo por el alto nivel de seguridad que ofrecerá.
La Comisión Europea ha pedido a los Estados que trabajen de aquí a septiembre de 2022 en el diseño y estándares técnicos de esta identidad digital, de modo que pueda operar sin problemas entre los Veintisiete.
Una vez entre en vigor la regulación, tendrán un año para empezar a emitir estos certificados.
Aunque la UE tiene desde 2014 un marco legal para la emisión de documentos de identidad electrónicos y los servicios de autentificación en páginas web, este no obliga a los Estados a emitir DNI electrónicos ni regula su uso en aplicaciones móviles o en servicios privados, lo que lleva a muchas discrepancias entre países.
Actualmente solo 14 de los 27 emiten DNI electrónicos y estos apenas son reconocidos por los sistemas públicos de otros Estados porque hacer que comuniquen entre sí es técnicamente muy complicado.