Durante el 2008, la inversión destinada a la publicidad en redes sociales creció 367%, al pasar de 9.2 millones de pesos registrados en el 2007 a 42.6 millones de pesos, de acuerdo con el Estudio de Consumo de Medios Digitales 2009, presentado por Interactive Advertising Bureau México (IAB).
El presidente de IAB México, Rafael Jiménez, dijo que este comportamiento es resultado del potencial que ven los anunciantes en este tipo de plataformas que cambian la forma en la que los usuarios se relacionan entre sí y en el acceso a los contenidos que les interesan.
Al presentar el estudio elaborado en conjunto con las firmas Millward Brown y di Paola Márquez, el directivo destacó que en la actualidad 70% de los usuarios de Internet en el país está registrado al menos en una red social.
Añade que 76% de las personas registradas en una red social recuerda haber visto publicidad en el sitio donde tienen su cuenta, en tanto que 39% afirma leer comentarios en sus contactos acerca de sus productos y servicios.
De acuerdo con el estudio, dijo, 90% de los usuarios dijo haber sido impactado por la publicidad en Internet, lo que demuestra que los mexicanos son cada vez más receptivos a la comunicación de marcas y a las promociones en línea toda vez que 69% de los entrevistados participa en promociones.
El reporte basado en una encuesta aplicada a 1,250 personas en el país, también revela que 63% de los cibernautas hace clic en anuncios, mientras que 76% reconoce ver videos publicitarios, 96% busca información sobre productos y 88% desea saber más sobre marcas.
Por su parte, la directora de IAB México, Bianca Loew, refirió que de acuerdo con el Estudio de Inversión Publicitaria en Internet en México 2008, México invirtió 1,885 millones de pesos, es decir, un incremento de 87% con respecto a la reportada en el 2007.
Refirió que 81% de los encuestados dijo consultar Internet para mantenerse actualizado, 71% lo usa más que cualquier otro medio de comunicación y 65% valora la posibilidad que la web le da de consumir solo los contenidos deseados.
Fuente: El Economista, México