T-Mobile anunció un acuerdo para adquirir Sprint por 26,500 millones de dólares en acciones, con el objetivo de construir una red inalámbrica de próxima generación y hacer frente a los líderes de la industria Verizon y AT&T.
El acuerdo llega tras años de deliberaciones entre la Deutsche Telekom, la compañía alemana que controla T-Mobile, y SoftBank Group, el propietario japonés de Sprint, y se produce cinco meses después de una fusión fallida.
Con esta combinación, la industria inalámbrica de Estados Unidos se reduce a tres competidores principales, asegurando un escrutinio exhaustivo por parte de los reguladores.
‘Vamos a tener un impacto en Estados Unidos’, dijo John Legere, el jefe de T-Mobile que servirá como director ejecutivo de la entidad combinada.
Operando como T-Mobile, la compañía tendría unos 74 mil millones de dólares en ingresos anuales y 70 millones de suscriptores inalámbricos.
Verizon es la mayor operadora de Estados Unidos, con 88,000 millones de dólares en ingresos por servicios inalámbricos en 2017 y 111 millones de suscriptores.
AT&T ocuparía el segundo lugar con 71,000 millones de dólares en ingresos móviles y 78 millones de suscriptores regulares.