A diferencia de industrias como el tabaco o el alcohol, donde los impactos son mayoritariamente físicos, en el juego son sobre todo psicológicos.
Una herramienta clave en la regulación y control del juego online es la tecnología, como destaca un reciente artículo de Yohan León, analista de la redacción latinoamericana de Tragaperras Web.
Las máquinas de azar, como las tragaperras online, operan bajo principios de aleatoriedad, asegurando que ni el propietario ni el fabricante puedan intervenir en los resultados. Estas máquinas, que otorgan premios basados en algoritmos aleatorios, son certificadas por laboratorios independientes, lo que garantiza que se excluya cualquier tipo de intervención humana. Por lo tanto, se argumenta que el papel de la tecnología en estos juegos es neutral.
Sin embargo, si bien la máquina no puede ser considerada responsable de las acciones del jugador, los operadores y plataformas de juego online podrían tener un rol más significativo en términos de responsabilidad. La interacción simple que estas máquinas ofrecen contrasta con la complejidad de dispositivos como los teléfonos móviles. Pero, independientemente de la simplicidad o complejidad del dispositivo, el desafío es identificar y tratar adecuadamente las tendencias adictivas en los jugadores.
La Teoría de la Dislocación de Bruce Alexander, psicólogo y profesor canadiense, señala que la adicción es una respuesta a un conflicto emocional interno, y no necesariamente a una mayor exposición al juego. Esto refuerza la idea de que, mientras las máquinas de juego pueden ser un medio, no son la causa raíz de la adicción.
En conclusión, si bien la tecnología juega un papel neutral en términos de aleatoriedad en el juego, las políticas de juego responsable deben considerar la influencia potencial de estas plataformas en las tendencias adictivas de los jugadores. Las herramientas tecnológicas, cuando se usan correctamente, pueden ser esenciales para garantizar un juego seguro y responsable.