La telefónica señaló ante la Cofemer que el Plan Técnico Fundamental de Interconexión es una sobrerregulación de carácter discriminatorio para los operadores con mayor cantidad de usuarios. Expone que «el objetivo aparente del plan es formalizar lo que se conoce como «multa por éxito»
Telcel señaló que el Plan Técnico Fundamental de Interconexión es una sobrerregulación de carácter discriminatorio para los operadores con mayor cantidad de usuarios.
De acuerdo con el comentario emitido por la telefónica a la Comisión de Mejora Regulatoria (Cofemer), documento que se encuentra en consulta pública, expone que “el objetivo aparente del plan es formalizar lo que se conoce como “multa por éxito”.
Indica que la imposición de obligaciones a los operadores con un mayor número de usuarios en el mercado a cumplir requerimientos y obligaciones adicionales, tiene efectos distorsionantes directos sobre los incentivos que enfrentan los competidores en el mercado.
“El resultado de una regulación que sancione con obligaciones adicionales a operadores relativamente más eficientes, y comparativamente más exitosos en términos de sus bases de usuarios, tenderá a diluir los incentivos de los agentes involucrados en el mercado, a lograr la mayor eficiencia posible en sus respectivas redes, ya que la misma será sancionada”.
Agrega que no existe justificación económica o legal alguna para que un regulador imponga una obligación particular a operadores específicos, exclusivamente en función de criterios relacionados con su éxito en el mercado.
La compañía destaca que el plan de interconexión no cumple con las premisas básicas para la promoción de una mejora regulatoria, pues la elaboración y aplicación de la regulación contenida “no es transparente”.
Señala que el plan es una sobrerregulación de carácter discriminatorio, cuyas distorsiones en el proceso de libre competencia lejos de proveer un entorno estable que propicie la inversión en infraestructura productiva resultará en una regulación inhibidora para el desarrollo de la economía.
Fuente: El Economista, México
