Inicio Tecnología. ¿Tenemos la telefonía fija que queremos? (Columna de Ernesto Piedras)

¿Tenemos la telefonía fija que queremos? (Columna de Ernesto Piedras)

En México pareciera dársenos fácilmente tener discusiones bizantinas y, no solo eso, por larguísimos periodos. Así es como se explica que discutamos si debemos tener una reforma fiscal o energética o de telecomunicaciones. Para el caso específico de éste último sector, las discusiones absurdas a veces son del tipo, como en el 2002, si debía permitirse desde la regulación el intercambio de mensajes cortos entre celulares de diferentes compañías. Resulta obvio que muchas veces la respuesta es afirmativa.

El cuestionamiento que se nos presenta hoy es si tenemos el segmento de telefonía y telecomunicaciones fijas que como ciudadanos, familias y empresas queremos. Esta pregunta tiene mucho sentido en la actual discusión sobre la posibilidad y efectos de abrir la telefonía fija a la inversión extranjera.

Es un hecho que se tiene un régimen asimétrico para los servicios de comunicaciones fijos y móviles, ya que en los últimos no existe la restricción de 49% de capitales extranjeros.

¿Y la calidad? Cuando vemos que son precisamente esas telecomunicaciones fijas las que sistemáticamente provocan el mayor número de quejas de los usuarios ante la Profeco, tenemos pistas de que algo no funciona bien. El segmento móvil cuenta con un número de líneas casi cuatro veces superior al fijo y las quejas por sus servicios son mucho menores.

¿Y la cobertura y la penetración? Vemos que en México menos de dos de cada 10 personas poseen una línea fija, siendo que estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y otros dejan claro que deberíamos tener cuatro líneas. Otra vez, la evidencia apunta a un aprovechamiento subóptimo de un sector esencial para la operación del país.

¿Y el precio de los servicios fijos? Han sido innumerables los reportes académicos y de organismos internacionales que evidencian las desfavorables condiciones de precios y tarifas. Nuestra larga distancia es de las más caras del mundo. Según reportes de las mismas empresas, más de la mitad de la población en el país escasamente alcanza a cubrir la renta básica de los servicios fijos.

Por todo lo anterior, es urgente definir el nuevo tipo de sector de comunicaciones que deseamos y aprovechar su potencial de sector líder en términos de la contribución al desarrollo integral de la Nación. Es en función de ello que debemos concretar una adecuación legal y regulatoria que permita fomentar la competencia y aprovechar el desarrollo tecnológico.

Si México ignora las mejores prácticas internacionales sobre legislación en materia de acceso y competencia de comunicaciones electrónicas, y no logra adaptarlas a la realidad que nuestro país exige, entonces perderá la oportunidad de avanzar en el terreno de la competitividad y del bienestar social, negando a sus ciudadanos la posibilidad de nuevos canales de expresión y participación necesarios para la construcción de una verdadera sociedad del conocimiento.

Hoy sabemos que las economías dependen cada vez más del conocimiento tecnológico y de las habilidades de su fuerza de trabajo para aprovecharlas.

Es en este sentido que la capacidad de nuestro país para aprovechar la Inversión Extranjera Directa (IED) ofrece una oportunidad histórica para acelerar nuestro proceso de desarrollo integral. No hacerlo así, conlleva el riesgo de que la brecha de desarrollo con respecto a otros países se amplíe aun más de lo que ha sucedido en revoluciones tecnológicas anteriores que no se han podido aprovechar.

Fuente: El Economista, Ernesto Piedras, Director General de The Competitive Intelligence Unit