Las restricciones que Donald Trump ha impuesto a inversionistas de empresas extranjeras en Estados Unidos, particularmente de la industria tecnológica, están provocando que estas se dirijan a otros países y contraten a ingenieros locales.
En los últimos 18 meses han surgido programas con una variedad de beneficios en al menos una docena de países, entre ellos: el Reino Unido, China, Japón, Israel, Alemania, Estonia, Australia y Nueva Zelanda, que no solo no restringen la entrada de compañías y técnicos especializados, sino que incluso promueven su reclutamiento.
Tal es el caso de Estonia, que ha llevado a su país a 160 fundadores el año pasado, creando unos 440 empleos.
Los países han ofrecido todo tipo de ventajas para diferenciarse: un nuevo programa en Israel otorga bonos de reubicación por 20,000 dólares, clases de hebreo, vuelos anuales a casa y teléfonos celulares pagados.
Otras ofertas incluyen préstamos a bajo interés, procesamiento de visas en seis días y, lo más importante, el equivalente a una tarjeta verde.
La lucha por el talento tecnológico no es algo que viene en el futuro. ‘Está ocurriendo ahora mismo’, dice Kate Michell, la fundadora de Scale Venture en Foster City, California. ‘Y estamos perdiendo’.
Aunque esto podría resultar un poco exagerado por el momento, ciertamente Estados Unidos no está tratando de igualar esas ofertas. La administración de Trump descartó el programa legado de Obama una semana antes de su lanzamiento planeado el año pasado.
Y aunque una demanda de la National Venture Capital Association logró forzar a los federales a un puñado inicial de solicitudes, un portavoz de los Servicios de Ciudadanía en Inmigración de Estados Unidos dice que el programa no protege adecuadamente a los inversionistas y trabajadores estadounidenses y que la agencia tiene la intención de descartar oficialmente el programa tan pronto como haya terminado de revisar los comentarios del público al respecto.
Este movimiento es parte de un conjunto más amplio de acciones para restringir la inmigración de visas, incluidas las H-1B, que históricamente han sido enorme para los trabajadores de tecnología.
Los críticos del programa, incluidos defensores laborales y los nacionalistas del estilo de Trump, dicen que se ha abusado de las visas con demasiada frecuencia por subcontratistas y empresas que simplemente quieren pagar menos a los trabajadores. Puede haber algo de verdad en esto: más del 50% de los doctorados en ciencias e ingeniería del país son extranjeros. Pero otra forma de ver este asunto es que Estados Unidos necesita inmigrantes.
Canadá es uno de los muchos países que parecen menos conflictivos y promueven la inmigración calificada. La agencia de inmigración canadiense dice que ha aprobado a 200 solicitantes de residencia permanente desde febrero.