Durante años, muchas empresas trasladaron su producción fuera de China para esquivar los aranceles impuestos por Donald Trump durante la primera guerra comercial.
Sin embargo, las nuevas tarifas del presidente, anunciadas como parte del plan Día de la Liberación, ahora afectan precisamente a esos países que se convirtieron en centros alternativos de fabricación.
Vietnam, un polo clave para compañías como Apple y Nike, enfrentará un arancel del 46%. Camboya, donde Abercrombie & Fitch obtiene cerca del 20% de su mercancía, tendrá una tasa del 49%. Indonesia, que alberga fábricas de Panasonic, fue golpeada con un 32%.
Estas nuevas medidas buscan cerrar las rutas de escape que usaron las empresas durante la guerra comercial anterior, obligándolas a enfrentar mayores costos en múltiples etapas de sus cadenas de suministro.
Según Frederic Neumann, economista en jefe de Asia en HSBC, es prácticamente imposible aplicar aranceles sin causar daños colaterales, ya que los bienes cruzan fronteras múltiples veces.
Vietnam ilustra este impacto: desde 2019, ha recibido más de 140 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, liderada por proveedores de Apple como Hon Hai (Foxconn) y GoerTek. Hoy es el cuarto mayor proveedor de Apple a nivel mundial, y otras firmas globales también han invertido en infraestructura y energía en el país.
Una encuesta de la Cámara de Comercio de EU en Vietnam reveló que 9 de cada 10 empresas están preocupadas por la interrupción de operaciones y que dos tercios de los fabricantes anticipan despidos si se aplican los aranceles.
El gobierno vietnamita intentó evitar el golpe con una ofensiva diplomática: envió al ministro de Comercio a Washington, redujo algunos aranceles y planeaba una misión comercial a Estados Unidos Ahora, busca conversaciones urgentes con el representante comercial estadounidense.
Las economías emergentes como Vietnam y Camboya, hasta ahora con acceso relativamente libre al mercado estadounidense, podrían ver frenado su crecimiento. No obstante, aún ofrecen ventajas frente a China, donde los aranceles ya superan el 60%.
Las nuevas tarifas también están afectando a las propias empresas chinas, que habían trasladado su producción a países como Camboya y México. Pero la imposición de un nuevo 10% a Costa Rica, por ejemplo, ha obligado a replantear planes de expansión. ‘Las noticias de tarifas sin parar han puesto nuestros planes de fábrica en el extranjero en completa incertidumbre’, comentó Pang Ling, gerente de ventas en Shanghái.
Aunque el objetivo declarado de Trump es repatriar empleos manufactureros, aún no está claro si las empresas invertirán de ese modo. Por ahora, predomina la incertidumbre, lo que eleva los costos operativos.
‘Estas tarifas podrían cambiar en cualquier momento, lo que genera aún más incertidumbre comercial en los próximos meses y años’, advirtió Inu Manak, experta en política comercial del Consejo de Relaciones Exteriores.