El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, advirtió este jueves que la Unión Europea no autorizará Libra, la criptomoneda que quiere lanzar Facebook.
Según Le Maire, lo anterior se debe a que la criptomoneda cuestiona la soberanía monetaria de los estados y entraña numerosos riesgos, incluido uno sistémico, dada la enorme dimensión de esa red social.
«Esa privatización eventual de una moneda plantea riesgos de abuso de posición dominante, plantea riesgos de soberanía, plantea riesgos para los consumidores y para las empresas, y plantea un riesgo sistémico», porque Facebook cuenta con 2,000 millones de usuarios en el mundo, señaló el ministro.
A su juicio, dada la potencia de Facebook, esa criptomoneda sustituiría monedas débiles de países soberanos, lo que «cuestionaría la independencia de los estados».
Además, Libra podría escapar a las obligaciones que imponen las autoridades monetarias estatales para luchar contra el lavado de dinero o la financiación del terrorismo.
«Lo digo con mucha claridad, en esas condiciones no podemos autorizar el funcionamiento de libra en el territorio europeo», subrayó.
Le Maire recordó que los ministros de Finanzas del G7 en la reunión en la que él hizo de anfitrión el pasado mes de julio en Chantilly, al norte de París, mostraron «unánimemente» su preocupación por el proyecto de Facebook. Pero reclamó una reacción del sistema bancario.
A su parecer, Facebook se aprovecha del elevado costo y lentitud de las transacciones financieras internacionales en la actualidad.
Por eso dijo que ha pedido a los bancos que hagan propuestas para mejorar el sistema de pagos internacionales y reducir sus costos. También propuso que se ponga en marcha una reflexión internacional sobre la creación de «una moneda digital pública».
Contó que ha hablado de esa cuestión con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y con la que será su sucesora Christine Lagarde.
Le Maire quiere que la reflexión sobre una moneda digital pública se lance en las reuniones ministeriales de octubre del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Washington y que en unos meses haya «proyectos concretos» para lo que cuenta con la colaboración de la OCDE.