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Competencia en Internet

Nadie hubiera esperado en los 80 que los operadores telefónicos prestaran servicios de video mediante sus redes de fibra óptica, o que los concesionarios de televisión por cable suministraran llamadas telefónicas empleando sus redes de cable coaxial.

Sin embargo, el desarrollo de Internet permitió la convergencia tecnológica, es decir, que las diferentes redes de comunicaciones electrónicas presten servicios de voz, datos y video, a través de su conversión a paquetes de datos que viajan a través de la red.

La convergencia tecnológica y el desarrollo vertiginoso de la competencia y la diversificación de productos en los estratos superiores de Internet fue el resultado de su carácter modular, es decir, de la segmentación de las comunicaciones entre computadoras en estratos separados, físico, lógico, de aplicaciones y de contenidos, y de la naturaleza libre de los códigos núcleo de Internet permitiendo que los proveedores de aplicaciones y contenidos, como RealNetworks y eBay, no tengan que convertirse en proveedores de servicios de Internet, como AOL o Earthlink o proveedores de infraestructura de transmisión de última milla, como ATT o BellSouth.

Sin embargo, algunos economistas consideran que la competencia observada en el mercado no garantiza que se preserve a futuro la segmentación en estratos independientes de Internet, y que es posible que se necesite introducir medidas que preserven el desarrollo competitivo de la red. Al respecto, se piensa que el desafío crucial es impedir que cualquier proveedor con poder de mercado en la capa física de transmisión, pueda tomar ventaja de su control sobre dichos “recursos esenciales” para dañar a la competencia en los mercados adyacentes de aplicaciones y contenidos, reduciendo el excedente del consumidor.

Este tipo de preocupaciones competitivas se presenta en múltiples mercados donde empresas verticalmente integradas, tecnológica o funcionalmente podrían, hipotéticamente, llevar a cabo medidas que fortalezcan su poder en un mercado, dañando la posición de sus competidores en mercados relacionados.

De hecho, éste es el argumento que se empleó en Estados Unidos para desintegrar a ATT en 1982 en una empresa telefónica de larga distancia y siete compañías regionales de telefonía local, al afirmarse que la propiedad de ATT de la infraestructura de telefonía local servía como un cuello de botella para la entrada de competidores potenciales de larga distancia, otorgándole a la empresa la capacidad de negar a los competidores el acceso en términos justos a su negocio base y a los mercados telefónicos residenciales.

El análisis convencional de competencia estudiaría las preocupaciones competitivas de Internet en forma estática: a) definiendo los mercados relevantes, b) evaluando si una empresa es dominante en algunos de ellos, c) determinando si tiene los incentivos y la capacidad de proteger su dominancia dañando la competencia en mercados adyacentes, y d) analizando si los costos de las medidas pro-competencia superan sus beneficios.

Sin embargo, no es conveniente emplear herramientas convencionales de competencia para evaluar la capacidad de los proveedores de infraestructura de acceso a Internet de banda ancha, para dañar a los competidores en mercados adyacentes debido a que las diferentes plataformas tecnológicas están convergiendo rápidamente, ya que se observa un acelerado cambio tecnológico, factores que tienden a traslapar los mercados y a eliminar las barreras a la entrada para nuevos competidores.

Como se verá, el análisis de las amenazas contra el desarrollo competitivo de Internet y sus posibles soluciones, empieza en los debates sostenidos de Estados Unidos en los 80 acerca de la relación entre las redes públicas de telecomunicaciones y los primeros agentes comerciales de la entonces incipiente industria de procesamiento de datos, los proveedores de acceso dial-up al Internet de banda corta registrados en las resoluciones de la FCC conocidas como las Computer Inquiries.

Fuente: El Economista, Fernando Butler Silva, México