Iberoamérica se enfrenta al desafío de eliminar o, al menos, reducir la brecha digital de género en la región, una problemática que se agudizó durante la pandemia y que organismos internacionales como ONU Mujeres y la Organización Mundial del Trabajo (OIT), junto con programas de igualdad en algunos países, están abordando.
La Secretaría General Iberoamericana (Segib) ha centrado uno de sus diálogos en la ‘inclusión digital’ y, más específicamente, en la ‘brecha digital de género’, como parte de la implementación de la Carta Iberoamericana de Derechos Digitales aprobada en la última Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo.
Según Alejandro Kawabata, asesor en Políticas Públicas y Fortalecimiento Institucional de la Segib, aproximadamente 244 millones de iberoamericanos carecen de acceso a recursos digitales, y de ellos, casi 90 millones son mujeres.
Estas cifras representan pérdidas económicas para la región de alrededor de un billón de dólares, una cifra que podría ascender a 1.5 billones en 2025 si no se toman medidas.
Kawabata también destaca la violencia digital ejercida contra las mujeres, que constituyen el grupo más afectado, con un 40% de ellas en la región que ha experimentado esta forma de violencia.
Para ONU Mujeres, romper con los patrones de desigualdad de género y ampliar las oportunidades para las mujeres en carreras de Ciencia, Tecnología e Innovación es esencial para superar la brecha existente.
María Noel Baeza, directora regional de la organización para las Américas y el Caribe, destaca que hay 125 millones de mujeres en la región trabajando en el mercado informal, con un riesgo medio o alto de sustitución (26.7%).
Además, el 60% de las mujeres trabaja en sectores de baja productividad, quedando excluidas de la dinámica positiva de la economía. Por lo tanto, el área de Ciencia y Tecnología es vital para mejorar la competitividad en una región que la tiene muy baja, según Baeza.
De los 244 millones de habitantes en la región que acceden a Internet, 4 de cada 10 son mujeres, y a la mayoría les resulta muy costoso; esta conexión consume la totalidad de sus ingresos. Además, el 68% de los hogares urbanos tiene conexión, mientras que el 28% de los rurales carece de ella.
Baeza destaca la existencia de brechas en el acceso, en el uso y en las habilidades tecnológicas, siendo esta última ‘interseccional’ en una región diversa, afectando a mujeres afrodescendientes, indígenas y con discapacidad, así como a aquellas en entornos rurales sin acceso a plataformas tecnológicas.
Junto a ONU Mujeres y la Segib, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) está elaborando un informe sobre la brecha de género en las plataformas digitales para identificar los vacíos legales y legislar en consecuencia.
Mientras se examinan los aspectos legales, la organización alerta que en la llamada economía de plataformas se están replicando los sesgos del mercado laboral en cuanto a la ‘injusta’ división sexual del trabajo. Según Paz Arancibia, especialista regional de Género y No Discriminación, esta brecha salarial de género es más evidente en los trabajos digitales en línea que en los presenciales. Además, influyen otros factores como la nacionalidad, afectando principalmente a los migrantes.
La OIT informa que en 2023 ya hay 78 millones de personas trabajando en la economía de plataformas, y en la última década, los trabajadores en este sector se han quintuplicado, marcando uno de los grandes cambios que enfrentará el mercado laboral en la próxima década.