El 31 de diciembre, un algoritmo desarrollado por una startup canadiense, especializada en monitorear la dispersión de enfermedades infecciosas, ya había descubierto el brote del coronavirus y avisado a sus clientes, según reveló el sitio Wired.
Ese mismo día, China comunicó la existencia de 27 casos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque el organismo no anunció la existencia del brote hasta 10 días después.
Una de las habilidades más extendidas de la inteligencia artificial es su capacidad para analizar cantidades ingentes de datos y encontrar patrones. Y es eso precisamente lo que hace el sistema propuesto por BlueDot, la startup que desarrolló el algoritmo y que se dedica a hacer informes para distintos organismos oficiales en Estados Unidos de forma sistemática, desde hace años.
Su estrategia para hacer una predicción sobre la dispersión del virus se basa en recopilar y analizar información de noticias publicadas en páginas web informativas y periódicos en más de 30 idiomas diferentes.
A través del procesamiento de lenguaje natural, que permite a la inteligencia artificial entender y producir textos, el algoritmo lee noticias publicadas en medios locales donde se mencionan casos de gripe, muertes sin una explicación aparente y síntomas que no se ubican en un diagnóstico concreto, tanto en humanos como en animales, explica Alfonso Valencia, profesor de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) y director del Departamento de Ciencias de la Vida en Barcelona Supercomputing Center.
‘La minería de textos ha evolucionado mucho en los últimos años y se ha perfeccionado’, comenta Valencia.
Básicamente, es un sistema para seguir las noticias en Internet sobre los casos coincidentes que vayan surgiendo. La dificultad reside en que estos algoritmos sean igual de eficientes en diferentes idiomas. La clave de cómo lo ha podido hacer es porque hay dos nuevos sistemas de traducción que son muy eficientes, basados también en Machine Learning, y es posible que los estén usando.
Otra fuente de datos clave para anticiparse a la dispersión de la enfermedad por todo el mundo, son los boletos de avión. Si se puede analizar cuántos vuelos diarios hay desde la ciudad de origen del virus al resto de ciudades del mundo, si son directos o no y cuántos viajeros los toman, puede saberse en qué otras zonas del mundo pueden darse los siguientes casos.
Esta información, a la que BlueDot tiene acceso, permite saber cuándo y hacia dónde se dirigirán los residentes infectados. En este caso, el sistema de inteligencia artificial pronosticó correctamente que el saltaría de Wuhan a Bangkok, Seúl, Taipei y Tokio en los días posteriores a su aparición inicial. ‘La combinación de estas dos fuentes de información es lo que hace posible refinar la previsión de dispersión de la enfermedad’, explica Valencia.
Una vez que la inteligencia artificial ha hecho su trabajo y se completa este filtro automatizado de datos los epidemiólogos verifican que las conclusiones tengan sentido desde un punto de vista científico, y envían un informe a funcionarios de salud pública en una docena de países, aerolíneas y hospitales de primera línea donde pueden terminar los pacientes infectados, según explica Kamran Khan, fundador y CEO de BlueDot.