Por Mauricio García-Cepeda, Director General de ServiceNow en México
¿Ya no volveremos a soplar las velas de un pastel? o ¿quedaron atrás los viajes autosardina en el coche familiar?
Incluso en el mundo de los negocios, hace un año jamás habríamos imaginado que el estrechar la mano de otra persona, como símbolo de una alianza comercial, sería visto como un riesgo de salud.
Cosas cotidianas, del día a día en las oficinas, como confundirse de taza de café, cobran un significado diferente en este mundo post-COVID.
En México, conforme se plantea la reactivación de la economía, los negocios, instituciones y organismos irán retomando sus operaciones normales, estabilizando las jornadas de trabajo y convocando a la asistencia presencial a las labores.
De acuerdo con el Plan para la Reapertura General, elaborado por el Gobierno de México, existen cuatro lineamientos clave para emprender el rumbo de esta Nueva Normalidad, los cuales incluyen: la elaboración de protocolos sanitarios internos, la capacitación del personal en nuevas medidas de seguridad, la readecuación de espacios y procesos, así como la implementación de filtros de ingreso e higiene en el espacio laboral.
Para las empresas, se trata de construir toda una nueva realidad: una forma diferente de trabajar, de hacer negocios, de convivir. No se trata solo de regresar a las oficinas, hoy hablamos de reinventar los espacios de trabajo para garantizar la seguridad, bienestar y salud de los colaboradores. Es hoy, más que nunca, que la experiencia del empleado se convierte en el corazón de las organizaciones.
Simplificar las tareas de los empleados, brindarles una atención unificada e impulsar su productividad mediante la automatización de procesos son ahora elementos clave para construir un sector empresarial más humano y centrado en las personas, esa es sin duda una de las principales lecciones que nos ha dejado esta pandemia.
Estamos de cara a un nuevo paradigma de trabajo, en el que deben reconfigurar su operación para garantizar la integridad de su fuerza laboral como un elemento prioritario.
Horarios escalonados, mayor separación entre los cubículos, citas programadas, es así cómo el lugar de trabajo del futuro necesita tener la capacidad para gestionar digitalmente flujos de trabajo complejos, proporcionando a los empleados los servicios y experiencias que necesitan para realizar su trabajo de manera transparente y eficiente.
Frente a los diferentes desafíos que implica este cambio de paradigma, la luz al final del túnel es que se despliegue una oportunidad única para la construcción de esquemas laborales más inteligentes, flexibles, eficientes y humanos, aprovechando las ventajas que nos da la tecnología.
Las empresas que han adoptado estrategias de transformación digital han demostrado estar mucho mejor equipadas para gestionar situaciones de crisis, lo que les permitirá volver a esta nueva normalidad con una fuerza laboral productiva y comprometida, acelerando su adaptación a las operaciones regulares.
Esto se hizo evidente con otro de los legados que nos deja esta situación: la flexibilidad del trabajo en casa, ya que según cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, 70% de las actividades laborales en México pueden realizarse de forma remota mediante el uso de tecnología. Dicha modalidad, probablemente se mantenga en la era post-COVID, alternando la asistencia presencial a las oficinas con el fin de cumplir con los lineamientos de salud.
Ahora que las empresas han descubierto que pueden mantener las operaciones y que el personal sigue siendo productivo aún fuera de las instalaciones corporativas, la siguiente fase del trabajo incluirá mantener a los empleados comprometidos, incorporar a las personas virtualmente y repensar las cadenas de suministro, todo impulsado desde la trinchera de la digitalización.
Es así, que, a través de las soluciones digitales, las empresas pueden optimizar sus procesos para garantizar la salud de sus colaboradores, considerando los siguientes pasos:
• Crear un equipo de representantes con diferentes funciones y provenientes de distintas áreas de negocio, en el que se coordinen reuniones regularmente para evaluar el progreso, tomar decisiones y ser el puente de comunicación entre el liderazgo y los empleados.
• Digitalizar procesos para la preparación de los empleados y el lugar de trabajo.
• Utilizar soluciones digitales para la inducción y contratación de nuevos elementos, cuidando siempre la creación de un ambiente de trabajo seguro.
• Limpiar y desinfectar oficinas y otros espacios operativos. Incluso puede digitalizarse este proceso para gestionar las solicitudes de limpieza.
• Gestionar arreglos de trabajo planificados y ad-hoc que facilitarán la programación de cuándo los empleados e invitados estarán en las juntas.
• Crear una lista de verificación de cumplimiento (dependiendo de la industria) para actualizarla regularmente y asegurar que el lugar de trabajo y los gerentes de las instalaciones cumplan con las normas.
Al final del día, el trabajo no volverá a ser igual. Desde la seguridad de los empleados hasta las instalaciones y los servicios en el lugar de trabajo, el reto de “volver a las oficinas” será distinto para cada empresa, colaborador y negocio, donde el punto en común será que las empresas hagan de los empleados el punto focal, priorizando la creación de ambientes seguros.