Google se comprometió este miércoles a no reemplazar las cookies de terceros que siguen al usuario mientras navega, un mecanismo utilizado para ofrecer publicidad personalizada, una vez las elimine de su navegador Chrome dentro de un año.
La compañía ya adelantó a principios de 2020 su intención de eliminar las controvertidas cookies en Chrome, pero el anuncio de este miércoles añade que, una vez eso ocurra, la empresa no las sustituirá por otra tecnología similar, algo con lo que se había especulado.
‘Hoy hacemos explícito que una vez suprimamos las cookies de terceros, no crearemos identificadores alternativos para seguir a los internautas mientras navegan a través de la web y no los usaremos en nuestros productos’, señaló el director de gestión de producto, privacidad publicitaria y confianza, David Temkin.
Las cookies de terceros son las enviadas a la computadora, móvil u otro dispositivo conectado a internet por parte de un tercer dominio, es decir, ajeno a la página que se está visitando, y son usadas habitualmente para rastrear los hábitos del usuario en internet y ofrecerle publicidad personalizada.
En este sentido, cabe diferenciarlas de las cookies originales o de primeros, enviadas al sistema por el dominio que se está visitando para agilizar y facilitar la navegación y futuras visitas mediante, por ejemplo, el recuerdo de nombres de usuario y contraseñas o de preferencias de navegación.
Por la valiosa información que aportan sobre los internautas, sus preferencias y hábitos, las cookies constituyen un pilar básico de la publicidad en internet, y se usan para vender a los anunciantes espacios digitales de difusión ajustados al público al que se dirigen.
Con un 64% de cuota de mercado a nivel mundial según StatCounter, Chrome es el navegador más usado, muy por encima de Safari (propiedad de Apple) y de Firefox. Estos últimos dos competidores de Google ya hace tiempo que bloquearon las cookies de terceros en sus productos.
Para mitigar el gran impacto que la supresión de las cookies pueda tener en el mercado de la publicidad digital -que es la principal fuente de ingresos de Google-, la firma californiana confía en su iniciativa ‘privacy sandbox’ (arenero de privacidad), todavía en desarrollo.
Anunciada a mediados de 2019, privacy sandbox tiene como objetivo crear unos estándares abiertos que mejoren la privacidad en la red, permitan a los internautas no compartir sus datos o actividades online en la medida de lo posible y, a la vez, sean útiles a los anunciantes para dirigirse a públicos específicos.