En el centro industrial de Wuxi, cerca de Shanghai, los propietarios de automóviles han participado en el experimento más grande de China, redefiniendo la relación entre los vehículos eléctricos y la gigantesca red eléctrica.
En lugar de cargar sus autos después de enchufarlos, 50 coches eléctricos llevaron a cabo una innovadora práctica: durante 30 minutos, éstos se conectaron para inyectar aproximadamente 2 MW de electricidad a la red, suficiente para abastecer completamente a 133 hogares durante un día, según un informe de la estatal CCTV.
China tiene planes de intensificar sus esfuerzos en la tecnología de vehículo a red. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, la principal agencia de planificación económica del gobierno, anunció la selección de 50 proyectos en lugares estratégicos como Shanghai, Beijing, Guangdong y Guangdong para llevar a cabo demostraciones antes de 2025.
Además, para 2030, se busca implementar tecnologías y mecanismos de mercado que permitan una adopción estandarizada en todo el país.
Estos proyectos de vehículos a red imaginan a los automóviles como sistemas de almacenamiento de energía sobre ruedas, capaces de cargarse cuando la energía es abundante y devolver electricidad al sistema cuando aumenta la demanda.
Para 2040, los vehículos eléctricos en China podrían tener la capacidad suficiente para satisfacer todas las necesidades máximas de demanda del país si son compatibles con V2G (del inglés, Vehicle-to-Grid).
Para que la investigación sobre la red de vehículos sea exitosa, serán cruciales los mecanismos que permitan a los automóviles y a los conductores conocer cuándo hay exceso de energía y cuándo el suministro es limitado.
Aunque lugares como California y Australia tienen precios de energía dinámicos que pueden cambiar minuto a minuto, en gran parte de China se aplica un precio fijo para todo el día, especialmente en el caso de clientes residenciales.