El avance de la inteligencia artificial está asociado a un aumento significativo de la basura electrónica, también conocida como e-waste.
Según un estudio reciente, si no se implementan medidas correctivas, se estima que la IA generará entre 1.2 y 5 millones de toneladas métricas de residuos durante esta década.
Gran parte de estos desechos provendrán del hardware, específicamente de componentes como unidades de procesamiento, almacenamiento y sistemas de alimentación. Esta investigación internacional, cuyos resultados se revelan en la revista ‘Nature Computational Science’, fue dirigida por un equipo de científicos de China e Israel.
La IA generativa, aunque es útil en aplicaciones de investigación y tareas cotidianas como la creación de textos o imágenes, depende de continuas mejoras en infraestructura y tecnología de chips, lo cual impacta directamente en el volumen de desechos electrónicos. El uso creciente de esta tecnología ha intensificado la producción de basura electrónica debido al reemplazo de equipos obsoletos, con efectos negativos para el medio ambiente.
El equipo, encabezado por el investigador Peng Wang, de la Academia China de Ciencias, cuantificó el posible volumen de desechos generados por la IA generativa en grandes modelos lingüísticos, con un análisis que abarca el periodo de 2020 a 2030. Se evaluaron cuatro escenarios que varían en términos de intensidad de producción y aplicación de la IA generativa, desde un modelo de crecimiento agresivo hasta uno de aplicación limitada.
En el escenario más extremo, el volumen de residuos electrónicos podría alcanzar los 2.5 millones de toneladas anuales para 2030, si no se implementan estrategias de reducción de residuos. El estudio calcula que, entre 2023 y 2030, la cantidad total de residuos electrónicos generados podría alcanzar los 5 millones de toneladas.
Este crecimiento de desechos incluiría 1.5 millones de toneladas de placas de circuitos impresos y 0.5 millones de toneladas de baterías, las cuales contienen materiales peligrosos como plomo y cromo. Para mitigar el impacto, los autores sugieren estrategias de economía circular, que incluirían extender la vida útil de la infraestructura actual y reutilizar módulos y materiales clave, lo que podría reducir los residuos electrónicos en hasta un 86%.
Los resultados del estudio destacan la necesidad de gestionar de manera responsable el desarrollo de la IA generativa, promoviendo la reducción de basura electrónica. Para Shaolein Rein, profesor asociado de Ingeniería Eléctrica e Informática en la Universidad de California en Riverside, este trabajo se basa en datos públicos sólidos y en métodos científicamente válidos.
El profesor Rein señala que, aunque existen estudios que evalúan el impacto global de la basura electrónica, este análisis es único al centrarse en los residuos generados específicamente por la IA generativa, una de las aplicaciones de mayor crecimiento actual. Según el experto, este estudio contribuirá a un debate más profundo sobre el impacto ambiental de esta tecnología.
