En la actualidad existen básicamente tres tipos de grupos que utilizan el malware en el mundo. Para empezar, están las bandas criminales organizadas cuyo objetivo es principalmente robar dinero. Luego están los hacktivistas quienes tratan de llamar la atención por una causa social o política y, por último están los gobiernos.
Estos últimos utilizan el malware tanto dentro como fuera de su territorio con diferentes objetivos. Frontera adentro, por ejemplo, las fuerzas de seguridad utilizan software espía para recopilar información para las investigaciones criminales y se conoce que los regímenes totalitarios lo implementan para supervisar la actividad de sus ciudadanos.
Hacia afuera, los gobiernos utilizan estos software para espiar a otras naciones. Si bien el espionaje no es nada nuevo, en el pasado cuando la información era almacenada en papel, para robarla era necesariamente estar físicamente en el lugar. Sin embargo, gracias al avance de la evolución tecnológica, el espionaje cambió, pasando hacia un espionaje cibernético, donde para acceder a los datos confidenciales, basta con contar con una conexión a Internet en cualquier parte del mundo.
China se ha convertido últimamente en el mayor sospechoso de espionaje cibernético, supuestamente para el robo de secretos de Investigación y Desarrollo (I+D) de las corporaciones estadounidenses para construir su tecnología y avanzar en su economía. Sin embargo, existen también otras naciones que se dedican a este tipo de espionaje para reunir inteligencia frente a sus rivales, donde se encuentran como presuntos autores a Israel, Rusia, India Pakistán y los Estados Unidos, entre otros.
Ahora, ¿cómo es que el espionaje cibernético gubernamental se lleva a cabo? Por lo general, los atacantes entran a la computadora de una organización mediante el uso de un exploit, el cual es un fragmento de datos que funciona como una entrada que aprovecha las debilidades del software de la computadora y le da acceso al atacante al dispositivo, la red de la organización y su información confidencial.
Los atacantes utilizan dos métodos diferentes para plantar el malware. El primero, funciona por medio del envío de un e-mail con un exploit infectado adjunto para engañar al destinatario para que lo abra, donde el remitente parece ser alguien conocido, confiable y el contenido parece de ser importancia, sin embargo, en el momento en que el destinatario abre el adjunto el daño ya está hecho.
El otro método, llamado watering hole attack, el cual consiste en averiguar cuáles son los sitios que la persona objetivo se estima que va a visitar. En este sentido, el atacante infecta alguno de esos portales de forma tal que, cuando el blanco lo visite, quede infectado. Cualquier otra persona que también visite el mismo website quedará infectada como daño colateral.
Los medios de comunicación a menudo utilizan el término “Guerra Cibernética”. Pero, ¿qué es lo que pasa hoy en este tema? El espionaje ocurre tanto en épocas de guerra como de paz y en algunas oportunidades hay casos de sabotaje, como con Stuxnet. Sin embargo, esto no es una guerra. Cuando llegue el día en que la guerra sea entre dos naciones tecnológicamente avanzadas, sin duda éste será un elemento más de ataque. Por lo tanto, debemos reservar el término “Guerra Cibernética” para su uso real.
Por Ascold Szymanskyj, Vicepresidente de F-Secure para Latinoamérica