La falta de una visión clara acerca del valor y trascendencia de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) y de su enorme impacto en el crecimiento económico, no da lugar para establecer prioridades dentro de un plan integral de desarrollo que asigne a este tema la prioridad que merece, más allá de la retórica, de planes y proyectos archivados, así como de compromisos que sólo abonan a intereses menores.
No sólo en el gobierno se desaprovecha el enorme potencial de las TIC en beneficio del desarrollo económico y el empleo, sino también en las empresas, donde la tecnología instalada se aprovecha sólo parcialmente, como ocurre en las pymes (3 millones de empresas) donde sólo el 30% ha adoptado algún tipo de tecnología (fuente: Contpaq). Aún así, de éstas, sólo se aprovecha en promedio el 10% de las capacidades, debido a la falta de instrucción e información.
Todo este escenario se refleja en el hecho de que, por ejemplo, el Distrito Federal ocupa el lugar 23 de un total de 31 ciudades evaluadas respecto al aprovechamiento de las TIC; sólo por encima de Manila, Yakarta, El Cairo y otras, y por debajo de Sao Paulo y Buenos Aires. (fuente: Ericsson).
La brecha que se abre entre nuestro país y el resto de las economías se ensancha y profundiza a la velocidad del progreso tecnológico. Pero lo más dramático es la pérdida de oportunidades para impulsar el progreso del país más allá de declaraciones, planes y proyectos que se aprovechan, consumen y evaporan al margen de los intereses nacionales.
De acuerdo con The CIU, un aumento del 10% en conexiones a Internet significa 1.3% de crecimiento económico.