Las llamadas TIC (Tecnologías de Información y Comunicaciones), tienen en realidad una denominación poco afortunada, sobre todo para el común denominador de las personas, ya que transmite una errónea idea de que se trata de algo relacionado con técnicos, con especialistas, como si se tratase de un campo no apto para ser entendido y manejado por cualquier persona con un mínimo de conocimientos. Esto se debe sin duda a que el término parece reducir su denominación a dispositivos o equipos destinados al proceso de datos. Nada más erróneo.
Las TIC cubren una amplia gama de aspectos relacionados fundamentalmente con la información, no con la técnica relacionada con los equipos involucrados en las plataformas que son utilizados para procesarla. Esta visión ha sido uno de los motivos que aleja a los tomadores de decisiones de las áreas operativas al elegir los procesos que requieren, delegando a los directores o gerentes de sistemas, tanto los asuntos relacionados con la selección de las plataformas utilizadas para el proceso de datos e información, como el diseño de los procesos operativos que son requeridos por las diversas áreas de la empresa, tales como Finanzas, Ventas, Servicio a Clientes, Mercadotecnia, etc.
Ante el desconocimiento en aplicaciones para atender las necesidades técnicas y operativas, son los directores o gerentes de las TIC los que generalmente, con una visión parcial o entendimiento de los detalles propios del usuario, diseñan los proyectos de suministro de información y en ocasiones hasta la manera de utilizarla. Tal forma de actuar ha generado una brecha en las organizaciones y frecuentes conflictos entre las áreas operativas o de negocio y el área de sistemas.
Esta situación deviene de un modelo creado en el pasado, en donde los equipos de cómputo estaban destinados básicamente a satisfacer las necesidades de procesamiento interno de las organizaciones. Sin embargo, este paradigma se ha ido transformando, obligando a las empresas en la actualidad a utilizar su plataforma de proceso de información para satisfacer necesidades hacia el exterior, es decir, hacia la atención a clientes, pagos y cobros electrónicos, suministro de materiales vía electrónica, ventas por internet, etc. Esta realidad obliga a los responsables de las áreas operativas a acercarse a la nueva realidad de las organizaciones donde la tecnología adquiere una visión corporativa orientada al negocio.
De frente a este nuevo panorama, los responsables de las áreas operativas tienen a su alcance una amplia gama de alternativas para realizar e innovar sus operaciones. El resultado de la evolución de las tecnologías en el proceso de la información ofrece hoy en día lo que ha dado en llamarse La Tercera Plataforma, soportada básicamente por cuatro pilares: Cómputo en la Nube, Big Data, Movilidad y Social Business. La oferta de estos ambientes permite al tomador de decisiones elegir sobre diversas alternativas para procesar y recibir los productos de información que se requieren, haciendo hincapié en que es necesario adquirir un buen conocimiento de sus alcances, naturaleza, funcionalidad, beneficios, así como las alternativas que se ofrecen para elegir entre los diversos proveedores que existen en el mercado.
Desde luego, siempre existe la posibilidad de utilizar la plataforma adquirida por la organización para realizar los procesos de información requeridos, pero visto como una alternativa que compite con la posibilidad de contratar estos servicios por fuera, se hace necesario tener un cabal entendimiento de los ambientes de la Tercera Plataforma para tomar una buena decisión. Es así que los directivos de las áreas operativas pueden aproximarse al conocimiento de estos ambientes sin necesidad de entrar en detalles técnicos y operativos de los equipos.