Por Laurent Delache, Vicepresidente de Aspect Latam
‘Cuidar de mí mismo’: esta es la segunda gran lección que aprendí, la cual cambió la manera en la que veo la vida y mi forma de vivir. Aprendí que debo cuidarme.
Pero seguramente ustedes se preguntarán: ¿en qué consiste cuidar de uno mismo? ¿En ir al médico cuando nos sentimos enfermos? ¿En hacernos un check-up anual ya sea con nuestros propios recursos o por medio de un seguro médico? Sí, pero todo esto es sólo una parte de lo que yo considero esencial.
Si bien en la vida tenemos muchas razones para celebrar, también hay situaciones que nos llevan a revisar todo lo que hemos hecho hasta ahora. Y eso es justamente lo que me sucedió.
Solía trabajar más de 14 horas al día. Pasaba sólo una semana al mes en casa y el resto me la pasaba visitando otros países para hacer negocios, administrar equipos y resolver los desafíos de operaciones.
Los tiempos para desayunar, almorzar, cenar e incluso para beber café, fueron absorbidos por reuniones y actividades profesionales. Comía de todo y sin prestarle mucha atención al menú. Lo importante era estar ahí, enfocado en la reunión y tomando las decisiones necesarias.
La poca disciplina en mis comidas y en las horas de sueño, así como la falta de ejercicio, generaron una indisciplina más difícil de entender y de digerir: la alteración en las relaciones personales. Y bajo este ritmo de horas laborales y dedicación al trabajo, fui sorprendido primero por la enfermedad y después por la muerte de mi esposa.
En ese momento, la casa, literalmente, se cayó sobre mí. Me di cuenta de que no había construido una relación sana durante mi matrimonio, ya que el matrimonio, la familia y los amigos requieren presencia. Era momento de buscar ayuda.
Y así lo hice. Busqué un coach profesional que me ayudara a cambiar mi estilo de vida. ¿Qué aprendí de mi propio dolor? Comprendí que el tiempo y la salud son los bienes más valiosos de la vida. Cambié mi dieta, empecé a hacer ejercicio y cambié mi rutina equilibrando lo profesional con lo personal. Decidí dedicar más tiempo a las personas y valorar más las relaciones, ya sea profesionales, familiares o sociales.
Para ello tuve que aprender a confiar más en mi equipo, a delegar más, a ser menos centralizado y más colaborativo. Empecé a usar más tecnología para administrar a los equipos que se encuentran en otras regiones.
Además volví a casarme. Pero ¿qué ha cambiado en mi rutina? Ahora el desayuno con la familia es una prioridad, llevo a los niños a la escuela, organizo mis viajes de negocios y busco la posibilidad de convertirlos en viajes de placer para mi familia.
Descubrí que el equilibrio en las relaciones es el fundamento de una vida saludable. Usted puede trabajar, tener éxito y al mismo tiempo hacerse cargo de las cosas más importantes.