Han pasado ya 88 años desde la aparición del primer canal de televisión, el WRGB de N.Y, que en 1928 inició operaciones utilizando la entonces tecnología experimental de la televisón electromecánica.
Desde entonces, el principio básico de este medio de comunicación no había sufrido cambios radicales, es decir, la emisora decidía el horario y tipo de contenido a transmitir y el público debía sintonizar para tener acceso a los programas. Así había sido hasta hace poco.
De acuerdo con cifras oficiales, en 2013, el 94.9% de los hogares en México contaba con al menos un televisor; para 2015 esta cifra se ubicó en 93.5%.
Aunque las encuestas realizadas por el INEGI no explican la causa de dicha disminución, sí muestran un aumento en el número de hogares mexicanos con al menos una computadora en casa. En 2013 esta cifra era de 35.8%, mientras que para 2015 ya era de 44.9%.
Se trata de una tendencia a nivel mundial, y aunque el público sigue ávido de contenido audiovisual, lo que está cambiando, gracias al internet de banda ancha, es la manera en que la gente tiene acceso a dichos contenidos.
¿Qué es OTT?
El término OTT (Over-The-Top) se refiere a todos los servicios que pueden ser entregados a través de Internet, muchos de los cuales han venido a desplazar el antiguo modelo donde un proveedor ofrecía un servicio dedicado.
El ejemplo más claro es el de la telefonía y los mensajes de texto, mismos que están siendo reemplazados por aplicaciones que usan Internet como transporte (Skype, WhatsApp, Snapchat, WeChat, etc.).
En el caso del contenido multimedia ocurre lo mismo, en los últimos cinco años las empresas que ofrecen audio y video de alta calidad vía streaming han experimentado un crecimiento sin precedentes.
Una de las grandes ventajas de estos servicios es que no están limitados a un tipo de dispositivo. Un usuario puede disfrutar de sus películas a través de su computadora, tablet, teléfono inteligente, SmartTV, o bien, mediante equipos con acceso a Internet conectados a su televisor, tales como consolas de videojuegos o reproductores de video.
Tan sólo en México, al término de la primera mitad de 2016, 77.1% de los usuarios de Internet –equivalente a 47.5 millones de personas– ha visto contenidos audiovisuales en línea, de los cuales, 5.6 millones ya se han suscrito a algún tipo de servicio para tener acceso a programas y películas en línea. Lo anterior representa un aumento de 44.5% con respecto al año pasado, de acuerdo con un estudio realizado por The Competitive Intelligence Unit.
Millenials + OTT = cambio de paradigma
Un elemento que ha acelerado el cambio hacia las plataformas OTT es la llamada generación Millenial, jóvenes menores de 30 años que crecieron acompañados del Internet y ahora forman parte importante de la actividad económica, tanto en países desarrollados como en naciones emergentes.
A diferencia del antiguo modelo donde el espectador debía sujetarse a los horarios y contenidos ofrecidos por una emisora, en el contexto actual es el usuario quien decide el día de la semana y el momento del día que dedicará a ver un programa, serie o película.
El cambio de los hábitos digitales en México también es evidente. Un estudio de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), reveló que ver películas y series vía streaming ocupa la quinta posición dentro de las principales actividades en línea de los mexicanos (52%), empatada en porcentaje con la de escuchar música por Internet que se situó en la sexta posición.
Asimismo, dicho estudio indica que el 31% de la población encuestada que aún no ha visto películas o series por Internet, planea hacerlo en los próximos 12 meses.
De la distribución a la producción y la exclusividad
Las condiciones actuales del mercado, así como la creciente demanda de contenidos de calidad por parte de las nuevas generaciones, han dado lugar a un fenómeno digno de tomarse en cuenta, donde el universo OTT dejó de ser sólo un medio de distribución de contenidos –que fueron explotados primero en TV o cine– para convertirse en productor de los mismos.
Como ejemplo, es posible citar que la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión ha otorgado, hasta la fecha, 414 nominaciones y concedido 90 premios Emmy a series producidas por Netflix, el principal proveedor de OTT a nivel mundial.
Por otra parte, otro hecho sin precedentes en México ocurrió durante la pasada edición de los Juegos Olímpicos: ninguna de las dos principales televisoras (no estatales) transmitió las competencias; por el contrario, fue Claro Sports, un operador de contenido vía Internet, el que obtuvo los derechos exclusivos de tan importante evento.
Como resultado, los usuarios abonados al servicio de dicha empresa y el público en general, pudieron disfrutar de la justa olímpica desde sus teléfonos celulares, computadoras, tablets, etcétera; con la ventaja adicional de poder verlos en el momento que su horario laboral les permitiera, en el lugar de su preferencia y las veces que desearan; como en el caso de las ceremonias de apertura y clausura, así como las finales de cada disciplina.
‘Nos encontramos en un momento clave de disrupción en los medios de comunicación, en donde el principal motor para este cambio es la tecnología de redes. Aun cuando para el usuario doméstico dicha tecnología es totalmente transparente, es necesaria una gran infraestructura para soportar la enorme cantidad de datos que implica entregar video en alta definición a millones de usuarios en forma simultánea y de manera confiable e ininterrumpida’, comenta al respecto, Munir Dabaghi, Gerente de Ingeniería en Juniper Networks México.
‘Los proveedores de servicios de Internet deben contar con redes sólidas y confiables para que la calidad de dichos servicios entregados al consumidor a través de ellas sea siempre consistente, asimismo, las empresas encargadas de distribuir contenido multimedia, deben tener la capacidad de responder con agilidad a las demandas de cada usuario, ofreciendo opciones de personalización para cada abonado y soportando un número cada vez mayor de conexiones. En todos los casos, son las redes seguras, inteligentes y escalables lo que hace posible que la forma de ver televisión haya evolucionado a esta nueva etapa’, agrega Dabaghi.