Se proyecta que el mercado de Inteligencia Artificial alcance un valor de mercado de 5,050 millones de dólares en 2020, según la consultora Markets and Markets.
Los analistas estiman que este año los ingresos globales de servicios y productos relacionados con la Inteligencia Artificial tocarán los 643,7 millones de dólares y puedan alcanzar los 36,800 millones de dólares en 2025.
Open AI, una organización sin fines de lucro y respaldada por el fundador de Telsa, Elon Musk, junto con otros líderes de grandes empresas, como Sam Altman, Presidente de Y Combinator, o Peter Thiel, Presidente y fundador de Palantir Technologies, se han aliado con Microsoft para afrontar las soluciones y retos que afronta la industria en el campo de la Inteligencia Artificial.
La idea es seguir desarrollando experimentos a gran escala en el tema de Inteligencia Artificial. De esta manera, Open AI –que participa en la investigación de este sector– aplicará Azure, de Microsoft ,con su plataforma de referencia para seguir desarrollando experimentos a gran escala en este campo.
Esta decisión se justifica por el uso que ya viene haciendo esta organización de los servicios en la nube y sus servidores, como Azure N-Series Virtual Machines.
‘En los próximos meses utilizaremos decenas de miles de estas máquinas para incrementar el número de experimentos y el tamaño de los modelos que entrenamos’, explicó Open AI. ‘No debemos olvidar que está invirtiendo fuerte desde hace tiempo en la investigación y desarrollo de un sector en un potencial increíble, cuyo alcance incluye como la medicina o los bots, programas que conversan con sus usuarios con el objetivo de automatizar ciertas tareas’.
OpenAI tiene el objetivo de garantizar que la inteligencia se desarrolle en forma segura.
‘Con este acuerdo, Microsoft y OpenAI avanzarán en su meta conjunta para democratizar la inteligencia artificial en beneficio de todos’, dijo el portavoz de Microsoft. La compañía trabaja con sus homólogos de OpenAI para explorar herramientas como el Cognitive Toolkit de Microsoft.
Con información de El Economista.es
