Las aplicaciones de salud para teléfonos móviles ponen en riesgo los datos personales de millones de usuarios, según un estudio europeo, que analizó en profundidad las veinte apps de salud más utilizadas en Android.
El estudio, que se inició en 2016, detectó que el 80% de las aplicaciones de salud más populares disponibles para Android no cumplen con muchos de los estándares para evitar el uso y la divulgación de datos sensibles de los usuarios.
Los investigadores seleccionaron aplicaciones que tenían de 100,000 a 10 millones de descargas cada una y, para analizar su funcionamiento, interceptaron, almacenaron y monitorearon los datos privados de los usuarios, como problemas de salud, enfermedades o agendas médicas.
Los expertos analizaron las comunicaciones de las aplicaciones, como almacenaban la información o qué permisos requerían para poder funcionar, así como la manera en que se administraban los datos.
Los resultados demostraron que solo un 20% de las aplicaciones almacena los datos en los teléfonos inteligentes de los usuarios, y 1 de cada 2 solicitaba y administraba las contraseñas de inicio de sesión sin utilizar una conexión segura.
Los investigadores también detectaron que un 50% de las aplicaciones compartía con terceros datos personales, tanto de texto como multimedia, como imágenes de rayos X, por ejemplo.
Además, más del 50% transmitió datos de salud de los usuarios a través de enlaces HTTP, lo que conlleva, según los investigadores, que cualquier persona que tenga acceso pueda disponer de estos datos.
De las aplicaciones sometidas a estudio, un 20% no transmitía al usuario ninguna política de privacidad o el contenido no estaba disponible en inglés, el idioma de la aplicación.
Otros pedían acceso a la geolocalización, micrófonos, cámara, lista de contactos, tarjeta de almacenamiento externo o Bluetooth de los usuarios, aunque esos datos no hacían falta para el buen funcionamiento de la aplicación.
Los investigadores comunicaron a las empresas desarrolladoras de las aplicaciones todos los problemas de seguridad detectados y pasado un tiempo, volvieron a evaluarlas con los mismos parámetros que en el estudio inicial.
Aunque detectaron que algunas las carencias se habían resuelto -como transferencias de datos de salud inseguras o la posibilidad de identificar a los usuarios debido a transferencias de datos inseguras a terceros-, otros problemas, como las filtraciones de datos de uso de la aplicación, no se habían corregido.