Con la llegada de internet y las redes sociales, las noticias falsas (o fake news) han experimentado un crecimiento exponencial, poniendo en tela de juicio una enrome cantidad de información que los propios internautas se encargan de diseminar –deliberada o accidentalmente.
A ello, recientemente se han sumado las llamadas deepfakes (mentiras profundas), es decir, noticias falsas en formato audiovisual basadas en Inteligencia Artificial (IA), que muestran a algún personaje público haciendo una declaración que jamas hizo.
Esta nueva modalidad de esparcir noticias falsas representa un gran riesgo para la sociedad en general, pues en muchos casos, estos espurios son creados con tal nivel de calidad y detalle que hacen complicado dudar de su veracidad.
Esto ha llevado a que seamos más escépticos sobre la mentira, pero también sobre lo que es verdad.
‘Para entender el surgimiento de las deepfakes podemos observar dos fuerzas del momento actual: por un lado, las herramientas de video de calidad están al alcance de todos, mientras que como usuarios nos hemos enganchado a narrativas cortas e inmediatas’, explica Bill Bronske, Senior Solution Architect del Studio de Inteligencia Artificial de Globant.
‘Esto permite que sea más fácil esparcir este tipo de contenidos, que se pueden desarrollar con tan solo un fragmento de video o un par de segundos de audio’, agrega.
¿Cómo se hacen las deepfakes?
La tecnología utilizada para crear las deepfakes lleva el nombre de Redes Generativas Antagónicas (GANs, por sus siglas en inglés).
Se trata de un algoritmo basado en IA de aprendizaje automático que ‘enfrenta’ dos redes neuronales entre sí para manipular información de distintas bases de datos. Así se genera el contenido falso en audio y/o video.
Bronske asegura que este fenómeno será cada vez más difícil de detectar y con el tiempo, se requerirán procesos, así como herramientas específicas para descubrirlos.
De acuerdo con el experto, en este momento una de las mejores protecciones para las organizaciones contra las deepfakes es dirigir sus esfuerzos de transformación digital en torno a los principios de equidad, responsabilidad, transparencia y bien social. La clave está en implementar un cambio cultural desde adentro hacia afuera, centrado en el talento humano.
‘Existe una lógica en el mundo: sin verdad no hay confianza y sin confianza, no hay ventas. En cuanto a las organizaciones, hemos comprobado que impulsar una transformación profunda preserva la confianza, lo cual representa una herramienta muy poderosa para contrarrestar los efectos de las deepfakes en el mundo digital y la crisis de la verdad en Internet’, concluye Bronske.