El principal factor de preocupación para Nvidia es la sostenibilidad del gasto elevado en computación de inteligencia artificial.
La atención de los inversionistas se ha centrado en la duración del elevado gasto en infraestructura de computación de IA, según explica Danny Fish, gestor de portafolio en Janus Henderson.
Las acciones de Nvidia han mostrado una volatilidad significativa desde junio, cuando la capitalización de mercado de la compañía superó temporalmente a Microsoft y Apple, posicionándola como la empresa más valiosa del mundo.
Desde ese momento, las acciones han experimentado dos caídas superiores al 20%, impulsadas por las dudas sobre la continuidad del gasto en IA por parte de los gigantes tecnológicos.
No obstante, el valor de las acciones se ha recuperado en cada ocasión y actualmente se encuentra a un 10% del máximo alcanzado el 18 de junio.
Ken Mahoney, director ejecutivo de Mahoney Management, señala que las decisiones de compra o venta de los directivos no son un indicador fiable de cómo se comportarán las acciones a largo plazo.
En su opinión, el CEO de Nvidia no está vendiendo acciones porque anticipe una desaceleración del crecimiento, sino más bien por razones que no están relacionadas con la perspectiva de crecimiento de la compañía.
