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Apertura en telefonía fija: reto legislativo

No cabe duda que Carlos Slim tiene el don y el tesón de lograr lo que quiere, pero tal vez en esta ocasión con sólo expresar el deseo le fue concedido.

Recuerda que apenas el 12 de marzo, en su anual conferencia de prensa, dijo que pensaba que la telefonía fija «debe ser abierta a la inversión extranjera directa (IED) y ojalá nos dieran reciprocidad. Es mejor que la ley lo permita a que se le dé la vuelta, manipulando las cosas a través del fondo neutro» (sic).

Pues fíjese que ayer un grupo parlamentario, integrado por los diputados José Luis Aguilera Rico, Miguel Ángel Jiménez Godínez, Mauricio Ortiz Proal y Víctor Manuel Palma César, presentó una iniciativa de reforma al artículo séptimo, fracción tres, inciso diez y artículo octavo, fracción nueve de la Ley de Inversión Extranjera, justamente cumpliendo los deseos de Carlos Slim.

En pocas palabras, la reforma propone eliminar la restricción para la inversión extranjera a los concesionarios de telefonía fija, siempre y cuando en el país de origen de esa IED haya reciprocidad; esto es, que la empresa mexicana pueda invertir en igualdad de condiciones y hace eco de la posición expresada por el secretario de Economía, Eduardo Sojo Garza-Aldape, quien ha señalado la necesidad de revisar las restricciones a la inversión extranjeras en sectores como telecomunicaciones, turismo, energía, inversión en infraestructura carretera, portuaria, ferroviaria, etcétera.

Luis Téllez, secretario de Telecom, impulsa el equilibrio en materia de inversión extranjera en el mercado de telefonía fija y lo mismo ha hecho su subsecretario, Rafael del Villar, por el simple hecho de que la convergencia e interconexión de redes plenas requiera de una política de campos nivelados en materia de seguridad jurídica, acceso tecnológico y capital.

Si lo analiza, Teléfonos de México, que dirige Héctor Slim Seade, ha penetrado en América Latina comprando cableras para competir con las telefónicas locales, pero aquí las restricciones en la telefonía local explica en gran parte el reducido número de competidores con suficiente músculo, lo que no ocurre en la telefonía celular.

La potencia de la fusión que se observa en el caso de Axtel, que preside Tomás Milmo Santos, con Avantel y ahora asociado con Alestra, que encabeza Rolando Zubirán, con AT&T, por ejemplo, de nada servirá si continúan los límites que impone la LIE en la materia y seguirá siendo difícil obtener capital para crecer, tecnificarse e incluso soportar la expansión a mercados de bajos ingresos en materia de telefonía fija, mercado que supone la mejor eficiencia y el menor costo en materia de banda ancha y, por ende, la convergencia plena.

Es el mismo caso para Telefónica, que encabeza Francisco Gil en México, dado que no puede ser operador de telefonía alámbrica por la restricción impuesta en la LIE.

¿Se imagina el tamaño del valor que tendría la red de CFE, que dirige Alfredo Elías Ayub, si esa limitante se eliminara?, los participantes podrían incluir también a Nextel de Peter Foyo, a quien la situación del régimen de inversión que prevalece en el sector de telecomunicaciones le ha conducido a duplicar inversiones de capital y contratar a terceros para ofrecer servicios integrales.

La verdad, la propuesta de los diputados arriba mencionados eliminaría las «medias tientas» en un sector dominado por Telmex. Un dato es concluyente: cuando se tomó la decisión de eliminar en 1995 la restricción a la inversión extranjera impuesta en 1993 a la telefonía celular (sólo se aceptaba 49 por ciento con autorización de la comisión del ramo); el sector pasó de 386 mil usuarios en 1993 a 56.7 millones al cierre de 2006, crecimiento de 150 por ciento contra 7.6 millones de usuarios en telefonía fija en 1993, contra 19.8 millones en 2006 con todo y cableras. Esto es un crecimiento de dos y media veces.

Fuente: Alicia Salgado, El Financiero, México