John Hancock, una de las compañías aseguradoras más antiguas e importantes de Estados Unidos, dejará de suscribir el seguro de vida tradicional y ahora solo venderá pólizas interactivas que harán obligatorio que el cliente se someta a un seguimiento de su condición física y datos de salud con dispositivos wearables, tales como pulseras de actividad y relojes inteligentes.
La aseguradora, con 156 años de existencia y propiedad de la canadiense Manulife Financial, marca un cambio importante para la compañía, que aunque dio a conocer su primera póliza de seguro de vida interactiva en 2015, ahora comienza aplicar el modelo en toda su cobertura de vida.
El seguro de vida interactivo, iniciado por el socio John Hancock, Vitality Group, ya está establecido en Sudáfrica y Gran Bretaña y se está generalizando en Estados Unidos. Los clientes no tienen todavía la obligación de registrar sus actividades para obtener cobertura, sin embargo en 2019 comenzará a convertir las pólizas de seguro de vida existentes a las tipo del Vitality.
Los titulares de pólizas obtendrán descuentos por alcanzar objetivos en sus dispositivos Fitbit o Apple Watch, además de obtener tarjetas de regalo para tiendas, descuentos en su póliza y otras ventajas, registrando sus entrenamientos diarios. En teoría, todos ganan, ya que los titulares de las pólizas se sienten incentivados a adoptar hábitos saludables y las compañías de seguro cobran más primas y pagan menos en reclamaciones si los clientes viven más tiempo.
‘Resulta demasiado pronto para que John Hancock determine si está pagando menos reclamaciones debido a su programa Vitality’, dijo Brooks Tingle, jefe de la unidad de seguros. Pero los datos que ha recopilado hasta ahora sobre las actividades de los clientes sugieren que si lo harán, ya que los asegurados de Vitality de todo el mundo viven entre 13 y 21 años más que el resto de la población asegurada, informó Tingle.
Este seguimiento ha abierto un debate en torno a la privacidad, y los defensores de los consumidores plantean si las aseguradoras pueden eventualmente usar datos para seleccionar a los clientes más rentables, mientras aumentan los cobros a aquellos que no participan en los programas de actividad física.
La industria aseguradora ha dicho que está muy regulada y debe justificar, en términos de actuación, su razones para cualquier aumento de tarifas o cambios en las políticas de las mismas.