Hace un año, Elon Musk adquirió Twitter y desde entonces la red social ha sufrido una serie de cambios y metamorfosis.
Esta semana se cumple un año desde que la empresa aceptó la oferta de compra de Musk por 44,000 millones de dólares, aunque el trámite se concretó hasta finales de octubre.
Ahora, la plataforma lucha por implantar distintos tipos de monetización, además de la publicidad tradicional.
Aunque la compañía ha perdido a muchos de sus anunciantes, algunas empresas como Apple, Disney y McDonald’s continúan publicitándose en ella.
La compra de Twitter ha cargado a la compañía con aproximadamente 1,000 millones de dólares en pagos de intereses anuales.
Desde que Musk tomó las riendas, empezó a implantar diversas maneras de monetización y la más sonada fue Twitter Blue, la suscripción que ya existía antes de su adquisición, pero que bajo su liderazgo se volvió de pago. Solo el 0.2% de los usuarios pagan por Twitter Blue.
Es así que cuentas como la de la cantante Beyoncé, la de la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, o la del empresario Bill Gates, ahora lucen iguales que la de cualquier otro usuario.
El New York Times fue de los primeros medios en anunciar que no pagaría los 8 dólares para darle la marca azul a sus empleados ni los 1,000 dóalres para conseguir la verificación de color amarilla para la cuenta oficial del medio.
Según Similarweb, en marzo, Twitter Blue tuvo alrededor de 116,000 suscripciones confirmadas en la web, un 138% más que el mes anterior.
Desde que el multimillonario tomó las riendas, cambió la estructura de la red añadiendo una pestaña llamada ‘Para ti’, en la que los usuarios ven tuits que les podrían interesar en lugar de información de las personas a las que siguen de forma cronológica.
Un análisis de The Washington Post señala que Twitter amplifica los discursos de odio en dicha sección, debido en parte a la decisión de Musk de restaurar miles de cuentas previamente suspendidas.
Las constantes polémicas y cambios bruscos de Musk –como cambiar por varios días el logo de Twitter por el de la criptomoneda Dogecoin– han generado el éxodo de los anunciantes, provocando que los ingresos por publicidad cayeran recientemente hasta en un 75%, según el diario estadounidense.