El átomo, el gen, el bit y la neurona son parte de las tecnologías disruptivas que darán origen a cuatro disciplinas emergentes: nanotecnología, biotecnología, computación e inteligencia artificial y neurotecnología.
Las fronteras de estas cuatro disciplinas son cada vez más difusas y con una sinergia en la que el todo es mucho mayor que la suma de sus partes.
Los grandes retos de nuestra era, como lo son los relativos a la salud humana en nuestro planeta, requieren de una aproximación multidisciplinaria.
Nanotecnología
La nanotecnología es una fascinante ingeniería a escala atómica y molecular. Gracias a ella podremos, por primera vez en la historia, fabricar materiales a la carta, es decir, materiales con propiedades controladas y para fines específicos, en definitiva, materiales al servicio de la humanidad.
Es como una nave sumergida en la corriente sanguínea de un paciente, a la caza de células malignas, para dispararles con precisión dosis de medicamentos.
La promesa de entregar fármacos directamente a las células cancerígenas, dejando intactas a la sanas, es hoy una realidad mediante nanopartículas inteligentes, evitando así los graves efectos secundarios de la quimioterapia.
Gracias a la nanotecnología, nos adentramos también en la era del diagnóstico molecular, que hace posible identificar enfermedades en sus estadios iniciales, cuando todavía pueden ser fácilmente eliminadas. Asimismo, nos proporciona diferentes fibras que promueven el crecimiento de tejidos y órganos artificiales a partir de células del propio paciente.
Incluso a nivel planetario, la nanotecnología permite avanzar hacia el diseño de celdas solares y baterías más eficientes o hacia la transmisión inalámbrica de electricidad.
En diferentes laboratorios se investiga el desarrollo de pinturas que, al depositarlas sobre las ventanas, las convierten en pequeñas centrales fotoeléctricas, capaces de atrapar la radiación solar para posteriormente convertirla en electricidad.
Biotecnología
En el genoma están las instrucciones para fabricar cada ser vivo del planeta; éste es el libro de la vida.
En menos de dos décadas, después de descifrar o leer el genoma de nuestra especie, la biología ha avanzado va a pasos agigantados.
Hoy, no solo podemos leer ese libro de la vida, también entendemos muchas páginas. Y lo más importante, nos hemos convertido en algo más que meros espectadores: ¡Podemos reescribir el genoma y así corregir genes defectuosos causantes de diferentes enfermedades!
La llamada tecnología CRISPR, una edición genómica de alta precisión, lo hace posible. ¡Estamos ante una de las grandes revoluciones biotecnológicas de nuestro siglo!
Computación e inteligencia artificial
Ya en la actualidad hay manifestaciones claras de la inteligencia artificial aplicada, por ejemplo, en autos inteligentes.
Sin embargo, el gran sueño de la tecnología es el desarrollo de la denominada inteligencia artificial general o, dicho de otro modo, máquinas súper inteligentes que igualen o superen al ser humano en cualquier actividad cognitiva. Una aproximación ensayada para la construcción de una máquina de estas características se basa en la emulación del cerebro humano.
El gran problema es que estamos aún lejos de comprender nuestro cerebro y su funcionamiento, por lo que será difícil construir una máquina que lo iguale o supere siguiendo esta próxima aproximación.
Quizás nunca lleguemos a entender por completo el funcionamiento del cerebro. Max Planck afirmaba: ‘La ciencia no puede resolver el misterio último de la naturaleza, porque en último término, somos parte del ministerio que tratamos de resolver’.
Neurociencia
Cada neurona humana se conecta con muchas otras neuronas a través de las denominadas sinapsis. Descifrar esta compleja red de conexiones (conocida como conectoma) es uno de los grandes retos de la ciencia de este siglo.
Optogenética
Una disciplina emergente conocida como optogenética hace posible un sueño: neuronas modificadas genéticamente pueden ser activadas selectivamente mediante pulsos de luz. La optogenética busca entender el cerebro en un primer estadio para posteriormente repararlo si falla.
Biónica
En esta vida estamos empezando a unir nuestro cerebro a las máquinas. Ya no nos conformamos con las prótesis pasivas y rígidas de antaño. Queremos que interactúen con nuestros sentidos. Queremos que el amputado de un brazo sea capaz de agarrar una taza con su prótesis artificial, llegando de la orden directamente desde su mente. Una fascinante disciplina, conocida como biónica, lo hace posible.
Al frente de la misma está Hugh Herr, el tecnólogo que ha desarrollado sus propias prótesis controladas con el pensamiento. Su gran sueño es acabar con la discapacidad humana en el siglo XXI.