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CFE y red de Axtel

Aunque desde la privatización de Telmex la teledensidad en el país ha crecido en forma notable, sigue habiendo grandes regiones rurales sin cobertura, principalmente por el reducido costo-beneficio de instalar infraestructura para llevar telefonía al rancho. Eso cambiará pronto, gracias al acuerdo entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que encabeza Alfredo Elías Ayub, y la telefónica regia Axtel, que preside Tomás Milmo Santos.

Las zonas rurales siempre fueron el patito feo en materia de servicio telefónico. Muy a pesar de las fuertes (aunque insuficientes) inversiones que en su momento realizaron firmas como Alestra, en su aventura con AT&T y Bancomer, y lo que fue Avantel con MCI y Banamex, esas redes se instalaron en regiones densamente pobladas, en una fallida estrategia que permitió que Telmex reforzara su dominancia en el medio rural.

En un singular acuerdo, primero en su tipo, la CFE ya inició el arrendamiento de su red de fibra óptica, que presume de una cobertura en prácticamente 98% del territorio nacional. El pacto se venía afinando desde hace meses, y ya es una realidad tras haberse sorteado uno de los mayores obstáculos, que fue el tema de los costos fijados por la CFE.

No fue fácil llegar a una fórmula aceptable para prestar esa infraestructura, y que de alguna forma hiciera sentido de negocios a los nuevos operadores para competir con el ente dominante que encabeza Héctor Slim Seade.

El meollo es que a través de este nuevo contrato, Axtel estará en posición de proporcionar servicios de líneas privadas y datos a través de la extensa red de fibra óptica de la CFE. Estamos hablando de más de 20,000 kilómetros de red, además de otros 7,000 kilómetros que están en construcción. Con esto, Axtel se convierte en el primero de los grandes operadores en usar infraestructura de la CFE.

La tecnología empleada para este negocio es la que se conoce como Optical Ground Wire (OPGW), que aísla y protege a la fibra en las torres de transmisión para asegurar la confiabilidad de los servicios.

La posibilidad de un acuerdo de tal grado de creatividad se venía trabajando desde el año pasado por las huestes de Elías Ayub para convertir al gigante eléctrico en una especie de carrier de carriers, es decir, no ofrecerá los servicios de telecomunicaciones directamente a los usuarios, sino que renta su infraestructura de redes ya existente para que Axtel y posiblemente otras empresas, la utilicen para llegar a sus clientes.

Vale señalar que como paso previo al convenio con Axtel, la CFE desde el 2002 venía realizando varias pruebas para operar la tecnología Power Line Communications (PLC), que ya se aplica con éxito en varios países, concretamente en el estado de México y Morelia.

En años recientes, las inversiones para instalar redes fijas se realizaron en el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey por parte de los cinco operadores, y ahora la idea es utilizar la infraestructura de CFE en otras ciudades para competir con la red de Telmex que rebasa 105,000 kilómetros.

En el fondo, la estrategia de negocio implica que Axtel utilice esa red para llevar servicios de voz, datos y video en lo que se conoce como triple play, pero sin tener que desembolsar grandes inversiones en crear su propia red de fibra óptica.

Tras la adquisición de Avantel, Axtel se ha consolidado como la segunda compañía del sector de telecomunicaciones, con planes tarifarios tanto para corporativos como para usuarios residenciales que incluyen pequeñas y medianas empresas, entidades financieras y de gobierno.

En otro asunto, el mercado de helicópteros en México tiene alto potencial, y entre las entregas recientes por parte de Eurocopter, que comanda aquí Dominique Gavault, se incluye una a la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.

Se trata de la unidad 300 de Eurocopter en sus 25 años de presencia: es ideal para la altura y altas temperaturas de la ciudad de México, lo que generará ahorros importantes en combustible, además de que sus 847 caballos de fuerza permitirán realizar las labores de vigilancia y rescate con mayor rapidez.

Fuente: El Economista, Roberto Mena, México