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China combate la propagación del coronavirus con una app

La app Suishenbang detecta el estado de salud de la persona y es usada para todo aquel que quiera acceder a servicios públicos

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China ha puesto en marcha un sistema que permite a los residentes saber perfectamente lo que deben de hacer para prevenir la propagación del coronavirus que acecha a todo el país.

Los sistemas de control de la población que el país tiene implementados para prevenir la propagación del virus, echan mano de big data.

Por ejemplo, al entrar a un restaurante, encienden sus teléfonos inteligentes, abren la aplicación móvil desarrollada por el gobierno y muestran el código QR que se genera en la pantalla. El mesero que hace guardia en la puerta se cerciora que sea de color verde antes de dejar pasar a los pocos clientes que se aventuran a comer afuera.

‘Tenemos órdenes de advertir a las autoridades si se presenta un código rojo y de tomar la temperatura a los que tengan el amarillo’, explica el joven que atiende el local, que se protege con mascarilla y guantes de látex y apunta con un termómetro de infrarrojos a la frente de todo aquel que trata de franquear la entrada.

La app en cuestión es Suishenbang y se puede descargar de forma individual o anidada como miniprograma en las aplicaciones de AliPay y WeChat. Su uso es obligatorio para todo aquel que quiera acceder a servicios públicos y, como es el caso del restaurante, también con muchos privados.

El funcionamiento es relativamente sencillo: el usuario concede a la app todo tipo de permisos y culmina el registro enviando un SMS a su compañía telefónica para permitir que ésta comparta también sus datos de ubicación.

Suishenbang genera entonces el código QR que viene en los colores de un semáforo: verde, sin peligro; amarillo, para quienes han estado fuera de Shanghai -pero no en zonas de riesgo- durante los últimos 14 días; y rojo, para aquellos que deben permanecer en cuarentena.

‘Lanzamos la aplicación a manera de prueba el pasado día 17 para dar confianza tanto a los ciudadanos como a las empresas’, explicó en una rueda de prensa el pasado domingo Zhu Zongyao, Director del Centro de Bing data de Shanghai.

El código QR es el pasaporte que permite la entrada a 1,500 edificios gubernamentales y de oficinas, así como a complejos residenciales de la capital económica de China, y el número de lugares que lo requieren aumenta cada día en forma considerable.

Poco a poco, el código va sustituyendo a las tarjetas de cartón que cada organización concedía a los residentes sanos y que no suponen un peligro aparente.

El objetivo es servir a todos los residentes de Shanghai, incluidos, -desde el día 1- los extranjeros, siempre que tengan una cuenta verificada en Wechat o Alipay. Ello supone que han remitido una copia de su pasaporte o documento de identidad.

‘Utilizamos un modelo de vida que tiene acceso a bases de datos de todo tipo: las de la Comisión de Sanidad y de la Policía, las de aerolíneas y ferrocarriles, y las operadoras de telecomunicaciones y de servicios de Internet’, explicó.

Suishenbag tiene acceso a casi toda la información digital generada por los ciudadanos. Aún así, puede requerir datos adicionales: sirve para hacer el registro policial a la llegada a la ciudad, para tomar la temperatura corporal, e incluso para pagar las facturas de casa o extender el permiso de residencia sin tener que salir a la calle.

‘Muchas empresas también utilizan el código para determinar si los empleados pueden reincorporarse al trabajo’, agregó Zhu Zogyao, Director del Centro de Big Data de Shanghai.