La mayoría de los estadounidenses comprarán drones construidos por DJI Technology, la empresa china con sede en Shenzhen y principal productor mundial de vehículos aéreos no tripulados.
No obstante, los drones podrían estar canalizando datos confidenciales a las agencias de inteligencia chinas, desde infraestructura crítica como puentes y presas hasta información personal como frecuencia cardíaca y reconocimiento facial.
Hay aplicaciones que restringen un teléfono inteligente las 24 horas del día, los 7 días de la semana, dijo Carson Miller, un estudiante universitario de Indiana.
Todo esto es un problema para los funcionarios estadounidenses que buscan poner fin al dominio de DJI en Estados Unidos. La semana pasada, la administración del presidente Joe Biden bloqueó la inversión estadounidense en la empresa, un año después de que el presidente Donald Trump le prohibiera comprar repuestos estadounidenses.
Ahora, los legisladores de ambos partidos están sopesando un proyecto de ley que prohibiría las compras federales de drones de DJI, mientras que un miembro de la Comisión Federal de Comunicaciones quiere que sus productos se retiren del mercado de EU por completo.
En muchos sentidos, DJI se ha convertido en el ejemplo de una amenaza a la seguridad nacional mucho más amplia: la capacidad del gobierno chino de obtener datos confidenciales sobre millones de estadounidenses.
En las últimas semanas, ex altos funcionarios de las administraciones de Obama y Trump advirtieron que Pekín podría estar recolectando información personal sobre los ciudadanos de naciones rivales, mientras que aísla los datos de 1,400 millones de habitantes de China.
El presidente chino Xi Jinping, ha estado muy por delante de occidente al darse cuenta de la importancia de los datos para obtener una ventaja económica y militar, según Matt Pottinger, exasesor adjunto de seguridad nacional de la administración Trump. ‘Si Washington y aliados no organizan una respuesta contundente, el señor Xi logrará dominar las alturas del poder mundial futuro’, escribió en un artículo de opinión en coautoría del New York Times el mes pasado.
La batalla por los datos golpea el corazón de la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, y tiene el potencial de remodelar la economía mundial en las próximas décadas, particularmente porque todo, desde automóviles hasta colchonetas de yoga y baños, ahora están transmitiendo datos. Aprovechar esa información es clave para dominar tecnologías como la inteligencia artificial que impulsan la economía moderna y crucial para explotar las debilidades de los enemigos estratégicos.
Los legisladores estadounidenses de los dos partidos principales están cada vez más convencidos de la amenaza de DJI. Su popularidad entre los consumidores comunes solo aumenta el peligro, según aseguró el presidente de la práctica de seguridad nacional en el bufete de abogados Wilei Rein LLP, con sede en Washington.
‘No veo que DJI vaya a ninguna parte pronto, incluso con estas ubicaciones en la lista negra’, dijo Miller. ‘A menos que Washington tome medidas enérgicas contra los consumidores para que no compren los drones en primer lugar’.