Esta miniciudad construida en Hwaseong (unos 40 kilómetros al suroeste de Seúl) cuenta con colegio, estación de bomberos, oficina de correos, supermercados y, como casi cualquier gran urbe surcoreana, infinidad de cafés y tiendas de autoservicio 24 horas, aunque en este caso se trate de simples habitáculos vacíos.
‘Bienvenidos a K-City, el mayor banco de pruebas para coches autopilotados del mundo, destaca el director general de la Autoridad de Seguridad para el Transporte de Corea (KOTRA), Ryu Do-jeung.
Ryu añade que ‘como campo de pruebas es el único del mundo con un servicio perfecto de 4G y 5G’, la tecnología de comunicación móvil de nueva generación que funciona desde abril en Corea del Sur, primer país del mundo en tener una red nacional operativa.
‘Y lo más importante es que está abierto al publico, así que todos, desde pymes a universidades, pueden hacer pruebas gratis hasta final de 2020. Esta es la gran apuesta del Gobierno surcoreano para el sector de los vehículos autoconducidos’, comenta el director de KOTRA.
La construcción de K-City tuvo un costo de 11 millones de dólares, y la hiperconectividad de la que suele presumir el país tratan de volver a situarlo en primera línea.
Los 360,000 metros cuadrados de K-City se reparten en distintos entornos como autopista, vía urbana y suburbana, aparcamiento, cabina de peaje o túnel.
En todos ellos que se puede modificar la señalización y la infraestructura para probar tecnologías como el reconocimiento de imagen o la V2X (acrónimo en inglés de Vehicle-to-everything), que en este caso puede aprovechar la red 5G plenamente operativa en la ciudad piloto surcoreana.
Más de una treintena de entidades han realizado ya pruebas en alguno de los 25 escenarios que hasta el momento se han recreado en el circuito desde que fue completado el pasado diciembre.
‘Pienso que en 5-10 años la conducción automática puede ser posible’, afirma Jeong Chang-young, que se está doctorando en el Instituto de Ciencia y Tecnología Avanzados de Corea (KAIST) y se entrena aquí para una competición que incluye pruebas como detenerse al detectar peatones cruzando o incorporarse a una autopista en la que circulan otros coches.