Samsung declaró en un comunicado que la causa de los incendios en el Galaxy Note 7 se debió a problemas de diseño y de soldadura, que causaron un cortocircuito y provocaron la combustión de los equipos.
Las conclusiones del estudio, realizado por la compañía surcoreana y otras tres entidades (las consultoras estadounidense UL y Exponent, y la empresa alemana de inspección técnica y certificación TÜV Rheinland) descartaría la teoría de aquellos analistas que consideran que se exprimió hasta el límite el diseño del aparato.
‘Estas fallas se produjeron en parte por las especificaciones y demandas que nosotros exigimos a los proveedores. El Note 7 equipaba una batería del mismo tamaño que los anteriores modelos, pero con más capacidad de carga que necesitaba de nuevos procesos de fabricación y ensamblaje. Por ello, nos consideramos responsables de la falla producida’, aseguró con Kong Dong-jin, presidente de la división de móviles de Samsung.
Así, la existencia de problemas de hardware o software quedarían aparentemente descartados.
Sin embargo, Samsung no escatima esfuerzos para recuperar la credibilidad perdida y creó un comité de seguridad técnico que supervisará los componentes de las baterías y estableció un nuevo programa de verificación de ocho puntos para garantizar que las estas son seguras.
La crisis del Galaxy Note 7 arrancó unos días después de que comenzara a venderse el 19 de agosto, cuando la compañía recibió reportes de baterías que se incendiaban durante el proceso de carga hasta el punto de anunciar un recall del producto el 2 de septiembre.
El suceso generó una pérdida operativa, según estimaciones de Samsung, de unos 6.1 billones de wones (unos 5,209 millones de dólares).
Con información de EFE y El País