La posibilidad de conversar con seres queridos fallecidos, utilizando inteligencia artificial (IA), está dejando de ser ciencia ficción para convertirse en una realidad tecnológica.
Aunque puede sonar a desafío a la muerte, una nueva aplicación de IA plantea numerosos interrogantes socio-éticos.
La industria digital de ‘la vida después de la muerte’ está desarrollando avatares de personas fallecidas, permitiendo a los usuarios interactuar con ellos en tiempo real, ya sea a través de imagen y voz, solo voz, o texto.
Estos ‘robots de duelo’ se crean a partir de la huella digital del difunto, incluyendo redes sociales, mensajería y correos electrónicos, que una red neuronal procesa para imitar su comportamiento y forma de pensar.
La Dra. Belén Jiménez, psicóloga de la Universitat Oberta de Catalunya, enfatiza que es imprescindible velar por el respeto y la dignidad de la persona fallecida, así como por el bienestar psicológico del usuario.
Según Jiménez, cada persona vive el duelo de manera diferente y estas tecnologías podrían alterar significativamente la forma de enfrentarlo.
Empresas como StoryFile, Eternos.Life, Decembre Project y You, Only Virtual ofrecen diversos grados de interacción con estos avatares. En algunos casos, es la propia persona quien prepara todo antes de su muerte; en otros, son los familiares quienes lo hacen.
Jiménez destaca que, aunque estas herramientas podrían parecer terapéuticas, ‘tenemos prejuicios debido a que están principalmente motivadas por intereses comerciales y económicos’.
Un estudio de la Universidad de Cambridge, liderado por Katarzyna Nowaczyk-Basińska, muestra los posibles efectos negativos de un diseño descuidado de estas tecnologías, desde recomendaciones publicitarias inapropiadas hasta angustia emocional en los usuarios.
El riesgo de crear una relación de dependencia con estos bots es real, advierte Jiménez. ‘El sufrimiento podría incrementarse si se produce una segunda pérdida’, por ejemplo, debido a problemas técnicos’.
El documental ‘Eternal You’, presentado en el Festival de Sundance, explora esta tecnología y sus primeros usuarios, algunos de los cuales buscan consuelo y otros enfrentan nuevas formas de dolor y frustración.
Los bots de duelo podrían generar respuestas que no coincidan con los recuerdos del usuario, provocando dolor y frustración, y también podrían alterar la memoria del fallecido, causando desasosiego. Experiencias documentadas por el canal surcoreano MBC muestran cómo algunas personas encuentran consuelo temporal en estas recreaciones, aunque las implicaciones a largo plazo aún son desconocidas.
Jiménez concluye que estas ‘thanatotecnologías’ no solo transforman el duelo, sino también nuestra concepción de la mortalidad y la resurrección. Subraya la necesidad de regular estas tecnologías debido a los complejos desafíos socio-éticos que presentan.
La protección de datos varía según el país, y en la Unión Europea, estas aplicaciones estarían sujetas al Reglamento General de Protección de Datos y al Reglamento Europeo de IA.