Una investigación titulada «Jóvenes y cultura messenger» muestra cómo el famoso mensajero instantáneo en línea se ha convertido en un bien de primera necesidad para las nuevas generaciones, pues les da independencia y privacidad respecto al mundo exterior.
La investigación analiza el posicionamiento, tipo de uso y valoración de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) entre los adolescentes y jóvenes de 12 a 29 años. Ha sido elaborada por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el Instituto de la Juventud (INJUVE) y la Obra Social de Caja Madrid.
Según se desprende de este trabajo, esta independencia ha creado un cambio radical en la sociabilización y forma de relacionarse de los jóvenes, ya que “la presencia” y el “contacto”, considerados por los jóvenes como dos principios esenciales sin los cuales no se puede originar una amistad (en el sentido de una amistad que hay que cuidarla día a día, demostrando que se está al lado de la persona querida, que además habrá de comportarse de forma recíproca…), han sido desbancados por la posibilidad de conectarse al messenger y entablar relaciones con personas desconocidas que, probablemente, en la calle, cara a cara, no serían tal cual se muestran a través de la red.
Dentro de los instrumentos comunicacionales que ofrece la red, el estudio confirma que los foros y chats están en franco declive y que el uso del messenger (mensajería instantánea) sube de forma imparable. De hecho, un 24.2% de jóvenes universitarios de 20 a 24 años afirman utilizar el messenger de forma diaria, frente al escaso 3.1% de jóvenes que reconoce utilizar diariamente los chats.
Las ventajas que los jóvenes ven en el messenger son muchas y variadas. En primer lugar apuntan a que permite una comunicación continua, prolongada y económica. Por otra parte, les permite comunicarse “a la carta”, es decir, elegir con quien se habla, mantenerse oculto “al acecho” hasta que interesa “aparecer”, ampliar su red relacional o mentir “con las cartas descubiertas” (todos asumen que, más o menos, mienten y que les mienten). Frente a los chats, que exigen una búsqueda activa, el messenger permite estar “pasivamente disponible”.
Los jóvenes también apuntan como ventajas que es un medio seguro (se admite en la lista de contactos a quien se quiera), y en el que se está siempre disponible pero sin exponerse en el caso de que la conversación no interese.
El messenger también posibilita para los jóvenes la creación de “otros yos” que pueden actuar como reales y que aspiran a la e-moción, es decir, a relacionarse y emocionarse también de forma virtual.
El entorno en el que los jóvenes usan el messenger es, fundamentalmente, en el hogar familiar (donde se sienten seguros y se desinhiben) y de manera algo infantilizada (generalización de las abreviaturas, onomatopeyas, emoticones, etc). Los jóvenes buscan para “conectarse” un espacio propio, aislado, que les ofrece multitud de posibilidades pero donde se corre el riesgo de aislamiento.
Tecnologías y relaciones familiares
Paralelamente, este estudio ha demostrado cómo las nuevas tecnologías también influyen en las relaciones familiares, creando una privacidad para los hijos que es difícilmente controlable por los padres. En los últimos años la habitación de los adolescentes ha vuelto al primer plano de la cultura juvenil, experimentando una gran metamorfosis.
Según “Jóvenes y cultura messenger”, actualmente, la mayoría de los jóvenes españoles poseen un ordenador en su propia habitación (el 63.1% de los jóvenes españoles de 15 a 29 años tiene ordenador y el 41.5% accede a Internet) Atrás quedaron las familias unidas por un PC situado estratégicamente en un cuarto de uso común, para así pasar más tiempo con sus hijos. La independencia de los jóvenes está ahora en su propio hogar.
Como consecuencia de la emergencia de la cultura digital se ha hecho posible la comunicación interpersonal desde el propio espacio privado:
Del teléfono familiar controlado por los padres se ha pasado al teléfono móvil personalizado que se puede usar desde la habitación.De la comunicación escrita por carta se ha pasado a la comunicación por Messenger, SMS, email o Chat.Gracias a Internet los jóvenes han aprendido a acceder a comunidades virtuales que están mucho más allá de su propia habitación.Gracias a los videojuegos (consolas, GameBoy, PlayStation) pueden practicar en su casa lo que antes tenían que hacer en las salas públicas de recreativos.
Las brechas digitales generacionales
Finalmente, según esta investigación, se amortigua el conflicto generacional entre padres e hijos pero se abren nuevas brechas que les separan y amplían las desigualdades por edades.
Los jóvenes crean su propio espacio privado donde disponen de todo lo necesario para poder estar en contacto con el exterior sin tener que salir.
Ellos deciden si quieren conectar el móvil, estar disponible en el messenger… La brecha entre adolescentes y/o jóvenes y sus padres, asumida por ambas partes, tiende a perpetuar el “mito” de que las nuevas tecnologías son sólo para los jóvenes, como parte de un rito “generacional”.
En segundo lugar, ya están empezando a detectarse brechas generacionales entre los propios jóvenes: los de menor edad, por ejemplo, utilizan tecnologías que el resto no conocen o no aprovechan al máximo.
Por otra parte también se establecen brechas digitales entre los jóvenes que tienen acceso y usan las nuevas tecnologías y aquellos que no tienen, o no quieren tener, ese acceso y uso. Se trata en definitiva de estar dentro o estar fuera, lo que los jóvenes consideran lo mismo que estar o no estar.
Quien no está en Internet, quien no tiene móvil, quien no maneja las nuevas tecnologías, pasará a engrosar la lista de los que pierden oportunidades, tanto laborales como de relaciones sociales.
Fuente: El Economista