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Dirigentes del futbol frenan aplicación de tecnología

Los dirigentes del deporte no quieren utilizar la tecnología al máximo porque eso acabaría con la polémica y con la parte irracional que tiene el deporte

En el Mundial de Qatar, España perdió ante Japón debido un gol legal pero que desató la polémica durante días por si previamente el balón había salido del campo o no.

Se trata de un asunto que la tecnología podía haber resuelto en el momento para todos los aficionados, sin embargo, la FIFA optó por mantener el debate hasta el día siguiente.

Este es un ejemplo reciente de cómo la tecnología cuenta ya con numerosas aplicaciones para el mundo del deporte, en este caso del futbol, pero los dirigentes de las competiciones no quieren utilizarlas al máximo porque eso acabaría con la polémica y con la parte irracional que tiene el deporte.

En opinión del director del área de Ciencias del Deporte de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Antonio Sánchez Pato, desde hace décadas la entrada de la tecnología en el deporte es imparable pero está enfocada principalmente a aspectos físicos.

‘El deporte tiene un gran componente emocional y si todo se pudiera predecir eso dejaría de tener un gran peso, pero la realidad es que ya hoy en día, a través de aplicaciones de Inteligencia Artificial (IA), se podría trabajar con datos mucho más de lo que se hace’, subraya.

De hecho, asegura, existen opciones tecnológicas que, mediante sensores en un balón y en los jugadores, podrían determinar en el momento si existe un fuera de juego o no; y el ejemplo reciente de si un balón ha salido del campo o no es el más evidente.

Pero, el deporte en general, y el futbol en particular, tiene un componente sociológico que los dirigentes de las competiciones conocen y no quieren terminar con él porque acabar con los debates que se generan por una jugada y que continúan durante mucho tiempo también perjudicaría al negocio, detalla.

No obstante, hay excepciones como el tenis, donde sí se ha aceptado que la tecnología juzgue por completo algunas jugadas, aunque la cultura de ese deporte es diferente a la de otros como el futbol, detalla.

Aunque no sea evidente, la tecnología y la IA ganan peso en el deporte día a día y de hecho las casas de apuestas ya la aplican a la hora de hacer sus predicciones aunque luego no llega al aficionado, porque para la gente es importante que haya un grado de incertidumbre, no se quiere que siempre gane el mejor, según Sánchez Pato.

También se trabaja con datos y aplicaciones de IA en la vertiente financiera del deporte para que los inversionistas calculen el valor de los equipos ya que cuando se hacen operaciones de compra de un club no solo se tienen en cuenta cosas tangibles sino que también se analizan otros indicadores que se miden por esas aplicaciones, detalla.

La gran aplicación de la IA está en la preparación física de los equipos ya que los profesionales de ese área siempre han trabajado con datos y ahora cuentan con muchas herramientas para analizar el rendimiento de los deportistas, el consumo de energía, la carga de trabajo, su recuperación o la velocidad de respuesta, entre otros factores.

‘En la preparación física, recurrir a la IA no es una moda, sino el aprovechar al máximo las posibilidades que existen en esta sociedad digital en la que vivimos y ya no hay un equipo que tenga un mínimo de medios y no lo utilice’, detalla Sánchez Pato.

La IA está menos avanzada en Europa para mejorar el rendimiento en el campo de los deportistas, mientras que en Estados Unidos es algo habitual en deportes como el baloncesto profesional para explicarle a un jugador por dónde tiene mejor salida en función de quienes le van a defender o en el futbol americano en donde una computadora analiza las posibles jugadas en cada momento.

Pero cree que pronto eso avanzará también en el futbol europeo aunque es muy probable que haya entrenadores que lo rechacen, porque cuando alguien disponga de una tecnología también la va a tener el rival y el contar con una predicción sobre cómo jugar puede hacer que los partidos sean más aburridos y predecibles y eso no lo quiere nadie, concluye Sánchez Pato.