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El auge de la IA incrementa la basura electrónica

El uso intensivo de chips gráficos para entrenar modelos de inteligencia artificial ha incrementado la generación de residuos electrónicos, con tasas de reciclaje por debajo del 22% a nivel mundial

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Además de su alta demanda de energía y agua, el despliegue masivo de inteligencia artificial también genera una creciente cantidad de residuos electrónicos, cuya gestión y reciclaje sigue siendo limitada y costosa.

El uso de modelos de IA generativa ha disparado la demanda global de chips gráficos, especialmente diseñados para entrenar algoritmos complejos.

Estos componentes, con una vida útil estimada entre 3 y 5 años, suelen ser descartados antes de alcanzar ese límite. Debido a los altos costos de reciclaje, muchos terminan incinerados o depositados en vertederos, lo que representa un riesgo ambiental por las emisiones y la pérdida de materiales valiosos.

En 2022, se generaron 62 millones de toneladas de basura electrónica en el mundo, según datos de la Universidad de las Naciones Unidas. Solo 22% de estos residuos fue reciclado de forma adecuada. El crecimiento de esta basura es 5 veces más rápido que el ritmo de su reciclaje, y se proyecta un aumento de más de 33% hacia 2030 si no se toman medidas.

Una parte crítica de estos residuos está compuesta por metales estratégicos como cobre, estaño, plata, oro, paladio, níquel y tierras raras. Su recuperación es clave no solo por su valor económico, sino también por su relevancia geopolítica.

La Unión Europea ha comenzado a explorar yacimientos de estos materiales dentro del continente, aunque expertos señalan que esta estrategia debe acompañarse de políticas estrictas para el reciclaje obligatorio de componentes electrónicos.

En España, el proyecto RC-Metals instaló una planta piloto para recuperar metales de alto valor a partir de residuos electrónicos. Esta iniciativa forma parte del plan CirCular impulsado por la empresa Atlantic Copper, considerado estratégico por la Comisión Europea.

La empresa Movilex, con operaciones en Europa y América Latina, ha desarrollado procesos que permiten alcanzar hasta 99% de reciclabilidad en ciertos dispositivos electrónicos. Su modelo incluye la descontaminación, clasificación y valorización de componentes, y también cuenta con una línea dedicada al refinado de metales recuperados.

A pesar de estos avances, especialistas coinciden en que aún hay un amplio margen para mejorar la normativa y aumentar las tasas de reciclaje. Además del impacto ambiental, un sistema eficiente de recuperación también podría generar empleo y valor económico local.

Más allá del reciclaje, algunos investigadores proponen extender la vida útil de los chips y frenar el crecimiento acelerado de la infraestructura de IA, cuestionando su implementación indiscriminada. El debate actual incluye no solo la eficiencia tecnológica, sino también el impacto social y ambiental de su adopción masiva.