Por José David Mosqueda, Gerente de Ingeniería de Soluciones de Cisco México
Tenemos conocimiento de que desde hace 250 ó 300 mil años, cuando los Homo naledi habitaban este espacio, ya existían formas de comunicación y prácticas de enseñanza que podrían hacernos pensar fue el principio de una cultura.
Durante todo este tiempo hemos tenido la necesidad de tener más conocimiento y comprender el porqué de las cosas, quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Desde la primera sociedad compuesta por cazadores y nómadas, pasando hacia la agricultura, manufactura, mecanización de las cosas y ahora en una era en la que las tecnologías de la información juegan un papel fundamental en nuestras vidas.
Seres sociales
Hemos logrado entender la composición física del universo y, aún así, resulta muy complejo tener grandes logros y avances como sociedad sin hacer uso de la mayor fortaleza humana: el trabajo en equipo.
Las más grandes enseñanzas y aprendizajes se dan con base en una red de experiencias que hacen que recordemos una gran cantidad de información. Si bien tenemos la capacidad de aprender de manera autónoma y autosuficiente, son las grandes vivencias con otras personas las que mayormente recordamos.
A lo largo de estos últimos 3 años hemos aprendido que los espacios físicos que unen a la gente son indispensables para compartir experiencias, opiniones y enseñanzas, pero también hemos comprendido que las tecnologías de información nos ayudan a extender estos espacios, con otras personas y culturas, así como a acceder a diversos conocimientos que pueden acercarnos a tener mayores y mejores resultados en este proceso de evolución educativa en el que nos encontramos.
Necesidad de información y rapidez
¿Cuántas veces hemos conocido personas que al no contar con respuestas claras y rápidas desisten de un proyecto o idea?
Existen metodologías que incluso lo incentivan: falla rápido y vuelve a intentarlo. La tecnología y la gran cantidad de información que se tiene, y se sigue generando, ayudan a crear modelos predictivos de inteligencia artificial que sirven para proyectar escenarios y resultados futuros para la toma de decisiones.
Sin duda esta tecnología y los modelos que se seguirán utilizando cambiarán el rumbo de la educación a una más práctica, donde se pueda modelar el futuro a partir de la experiencia y los datos pasados.
El ser humano está en una transición de reaprender lo que ya sabe y evolucionar a lo que sabrá, razón por la cual los espacios educativos también deben adecuarse para contar con las herramientas adecuadas para facilitar esta evolución.
Transmisión de conocimientos
Desde la pictografía, el aula de clases, las tecnologías de información y ahora aprendiendo a entender lo que el metaverso puede darnos en la enseñanza, el común denominador sigue siendo el cómo transferimos información y aprendizaje de unos a otros.
Los últimos tres años nos han enseñado que el aula de clases debe evolucionar a una que tenga diversas vías de enseñanza, una donde podamos aprender de la experiencia pasada de otros, un espacio donde podamos crear experiencias y escenarios futuros supuestos, un salón donde podamos comunicarnos -con las herramientas para poder conversar, aprender y trabajar- con otros que estén a cientos de kilómetros de distancia.
¿Podemos imaginar a Einstein en un ambiente virtual para ayudarnos a comprender la relatividad? ¿A Picasso compartiendo sus visiones y plasmarlas en una pintura? ¿O tal vez el comprender cómo se vivía el proceso de toma de decisiones de Eisenhower, en medio de una guerra?
La evolución de la enseñanza en un modelo virtual o híbrido podría llevarnos a aprender directamente de la persona, la experiencia o el momento exacto en el que sucedió.
Todos aprendemos distinto, en diferentes tiempos y diferentes formas
Y sin embargo, la mayor de las complejidades es que somos una especie única y al mismo tiempo todos somos distintos. Desde la composición de nuestro ADN hasta cómo interiorizamos nuestras experiencias, resulta muy complejo poder diseñar espacios de enseñanza que atiendan nuestras diversas personalidades.
Los métodos de enseñanza deben estar pensados y diseñados para que el individuo obtenga lo mejor de sí, en los momentos que le funciona acorde a su agenda y en los espacios que hacen que la creatividad se vuelva una con el individuo.
Probablemente la creatividad de un individuo reluce cuando está frente a la Victoria de Samotracia en el museo de Louvre. ¿Y si llevamos ese espacio a las personas que están a kilómetros de distancia por medio de realidad virtual para que el individuo lo viva y experimente en su espacio y en su tiempo? ¿Qué otras grandes ideas podrían surgir de allí?
Un legado
Estamos en camino a ser una sociedad descentralizada y autónoma, preparada para predecir escenarios futuros. Si aprendemos de la experiencia que nos dejaron los últimos tres años, podremos crear espacios de enseñanza donde los demás aprendan de las herramientas que les funcionan, en los espacios físicos que les incentivan y de las personas que les inspiran.
Al final del camino, somos una sociedad que estará dejando a las futuras generaciones las bases para poder extender y ampliar la red de conocimientos que hoy tenemos, comprender de los que aún no hemos descubierto y así seguir evolucionando como especie.