El móvil es y ha sido el gran catalizador y receptor de la innovación tecnológica. Opera como una poderosa minicomputadora hiperconectada para acceder a múltiples aplicaciones y servicios, ya sea en el hogar o en la oficinas, con una gran movilidad nunca antes vista y que permite, entre otras cosas, el acceso en línea a la red global.
Sin embargo, el desarrollo tecnológico, cuyo ímpetu arrollador no da tregua, altera constantemente su estructura, plataformas, funcionalidades, aplicaciones e incluso su diseño.
Por por su parte, también el usuario induce y acelera el cambio, ya que no se sacia de aprovechar las facilidades y enormes beneficios que en alguna medida modelan su estilo y ritmo de vida, así como su relacionamiento con personas, objetos, servicios y sistemas. Todo esto, además, en la búsqueda de la sensación de poder real que el usuario ejerce sobre su entorno.
En este escenario de evolución y cambio permanente, es factible esperar mutaciones significativas en los dispositivos, ya sea en las pantallas u otros componentes, así como en las funcionalidades, almacenamiento, visualización de datos etc.
Por ejemplo, gran tendencia de los wearables, con sus millones de chips, que incluso pueden ser implantables, habrán
de impactar a los móviles desde sus propias estructuras.
Aún más, la voz, que por ahora es el gran ausente de los móviles, sobre todo para el sector de jóvenes que masivamente se comunican por texto, y que esperan que la voz tenga mayor relevancia en sus comunicaciones.
Por otro lado, se esperaría que los móviles permitan funcionalidades de asistencia tipo Siri, pero más capaces, poderosas, inteligentes y personalizadas.
Más aún, es factible considerar las interacciones cerebro-computadora que ya se dan en la robótica, con aditamentos prostéticos que utilizan electrodos en la cabeza y que incluso aprovechan la nanotecnología y la inteligencia artificial.
La innovación, producto de la imaginación y la creatividad, no tiene límites ni parámetros, por lo que el móvil actual va a tener mutaciones importantes que lo conviertan en uno o múltiples dispositivos más inteligentes y personalizados, que verdaderamente nos acompañen y reconozcan nuestros hábitos y gustos, rasgos de personalidad e incluso estados de humor dentro de contextos en una realidad ampliada y además sean capaces de anticipar eventos y situaciones.
En algún momento en el futuro no preguntaremos: ¿Te acuerdas de aquellos móviles del 2015? Eran simpáticos, ¿no?
La dimensión desconocida del cambio tecnológico es la constante en el desarrollo de las sociedades.