La compañía estadounidense IDI acaba de crear una gigantesca base de datos en la que, con introducir el nombre de una persona, devuelve un registro completo que incluye todo tipo de información, desde el número de licencia hasta el gasto mensual en víveres.
Ya sea buscando en bases de datos públicas durante años y comprando datos en compañías que rastrean el comportamiento de consumidores, provenientes especialmente de operaciones de tarjeta de crédito y de aplicaciones de teléfonos móviles, esta pequeña empresa de Florida ha construido un enorme recinto donde está disponible la información privada de millones de personas.
Las fichas de datos contienen información con nombres y apellidos, direcciones postales, teléfonos móviles, direcciones de correo electrónico, propiedades compradas o vendidas, hipotecas, vehículos, fotografías, etc.
‘La nube nunca se olvida. A lo largo de los años se dibuja una imagen casi perfecta de nosotros, a partir del rastro que dejamos en los sistemas de compras en Internet’, comenta el jefe de tecnología de la empresa Endpoint Tecnologies, que añade: ‘somos como bichos en ámbar, estamos completamente atrapados en la telaraña tejida con nuestros propios datos’.
La disponibilidad de la información de clientes potenciales a partir de su perfil y modelos de comportamiento, brindan datos que resultan un apetitoso recurso para las empresas comerciales y de servicios que buscan perfeccionar sus esfuerzos mercadotécnicos, con información similar o incluso superior a la que se puede tener en oficinas gubernamentales.
El enorme riesgo e impotencia de los ciudadanos radica en la latente pérdida de su privacidad e intimidad frente a las múltiples opciones de que su información se utilice en actividades y propósitos de toda índole.
Como explica el investigador privado Steve Ramvan: ‘Puede que no sepas qué haces de forma periódica, pero yo si lo sé, sé que es jueves, y que hoy pediste comida china desde hace dos horas, y por eso sé qué es lo que vas a cenar hoy’.
Con información de El economista.es
