Xiongmai Tecnology, el fabricante de cámaras y grabadoras de video conectadas a la red, iniciará el programa de reemplazo de algunos de sus productos vendidos en Estados Unidos, tras verse involucrados en el ataque masivo que interrumpió el servicio de páginas web de compañías como Netflix, Twitter o Amazon.
La compañía también obligará a los usuarios a establecer contraseñas más seguras y enviarán un parche de seguridad para resolver posibles vulnerabilidades en los productos fabricados antes de abril de 2015. El reemplazo se dará sobre todo en sus cámaras web.
El reciente ataque, que fue uno de los más grandes de la última década, fue posible gracias a un ejército de dispositivos de Internet de las Cosas, como impresoras o cámaras de videovigilancia, que carecen de la seguridad propia de los teléfonos inteligentes o computadoras que son utilizadas periódicamente.
Según Dale Drew, director de seguridad del información en Level 3 Comunications, gran parte del tráfico que hizo caer a estos servicios llegó a través de miles de aparatos infectados por el código malicioso Mirai.
‘Hemos detectado decenas de millones de direcciones IP asociadas a la red de robots vinculada a Marai’, comentó Dyn, la compañía multinacional que sufrió el ataque.
‘Mirai supone un tremendo desastre para el Internet de las Cosas’, dijo Xiongmai a IDG News Service.
El problema, como lo reconoce el fabricante en un comunicado, es que hay infinidad de dispositivos que no cuentan con las medidas de seguridad, que son simples y obvias.
Las impresoras, cámaras, grabadoras o termostatos conectados a Internet son el arma perfecta de los ciberdelincuentes para perpetrar ataques masivos, cuando no disponen de las medidas de seguridad o soporte de actualizaciones que podemos encontrar en los teléfonos Android e iOS o computadoras Windows, Mac o Linux.
Para el fabricante chino el panorama no es muy esperanzador, sólo puede recomendar a los usuarios que cambien las claves por defecto y actualicen sus productos a la última versión de software.
Por último, la ofensiva a los proveedores de servicios de red supone una peligrosa amenaza ante las elecciones estadounidenses el próximo viernes, en las que 31 estados permitirán el voto por Internet a sus residentes en el extranjero.
Con información de El País