El mercado global de wearables aumentó un 26.6% en el segundo trimestre de este año, según datos de IDC.
En este mercado, Fitbit sigue siendo la firma dominante, con 48.7 millones de dispositivos vendidos hasta la fecha y 17 millones de usuarios activos en todo el mundo.
Además de todas las funcionalidades ya conocidas algunas con aplicaciones inteligentes, ahora la marca introduce una nueva prestación que permite una monitorización continua del ritmo cardiaco, denominada Pure Pulse, que con una luz de de color verde ilumina los capilares bajo la piel, a la vez que el sensor óptico mide el pulso.
Funciona de manera continua: cada cinco segundos en reposo y cada segundo durante la práctica deportiva.
Algo inédito es la posibilidad de obtener información sobre el nivel de capacidad aeróbica personal, basándose en lo que se conoce como V02 Max, es decir, el máximo volumen de oxígeno en la sangre que nuestro organismo puede transportar y metabolizar.
Esta estadística se utiliza normalmente por deportistas profesionales y se requiere una serie de pruebas médicas para determinarla. En el caso de la Charge 2, se ofrece una estimación de la misma teniendo en cuenta la información personal, el ritmo cardiaco y el ejercicio realizado.
Todo esto sirve para comparar los valores con personas del mismo sexo y edad. Además, como este dato varía con el tiempo y la actividad, se ofrece una guía para aumentar el rendimiento incrementando poco a poco la frecuencia y la intensidad del ejercicio e incluso, animando al usuario a llegar a un peso corporal adecuado.
Otra aplicación que tiene la tecnología PurePulse es utilizar la respiración para relajarse, para lo cual la pulsera sirve de guía en las inspiraciones y espiraciones, valiéndose de los latidos del corazón para adecuar la frecuencia y profundidad de la respiración y conseguir así mejores resultados.
El proceso es sencillo: se eligen sesiones de dos o cinco minutos y posteriormente se selecciona la función dentro del menú y se respira profundamente durante unos segundos para que el sistema se prepare. Luego aparece un corazón del que crece una circunferencia, indicando que es el momento de inspirar. Cuando se empieza a reducir su tamaño, se espira.
En teoría, practicando habitualmente este proceso se consigue no sólo relajarse, sino también reducir el estrés, la ansiedad, la presión arterial e incluso, disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Con información de El País