Francia quiere proteger a los bebés del uso temprano de teléfonos móviles, tablets y televisores con un etiquetado en los embalajes que advierta de los problemas psicomotores que pueden sufrir por un exceso de exposición a estos dispositivos.
Una proposición de ley, ya aprobada en el Senado, pero que aún debe ser votada en la Asamblea Nacional, busca obligar a los fabricantes de esos dispositivos a que incluyan un aviso sobre los riesgos para el desarrollo psicomotor durante la primera infancia (de 0 a 3 años).
‘Hay cuatro competencias básicas que se desarrollan durante esa edad: la motricidad, el lenguaje, la mímica y la atención. Y las cuatro resultan afectadas por la larga exposición a las pantallas’, explicó el psiquiatra Serge Tisseron, quien participó en la elaboración de la propuesta legislativa.
Su promotora es la senadora del partido centrista UDI Catherine Morin-Desailly, quien impulsó la iniciativa alarmada por el aumento de niños con problemas asociados a su temprano contacto con las nuevas tecnologías.
‘Personalidades médicas, investigaciones, estudios, incluso realizados en el extranjero, apuntan a que las pantallas presentan un problema. Si a los adultos nos afecta, imagine al cerebro de los más pequeños’, comentó Morin-Desailly, quien desde hace cinco años estudia el impacto de las tecnologías en Francia.
El texto de la senadora ha pasado la primera etapa, esta semana, al ser aprobado en la cámara alta por una gran mayoría. En su elaboración, se encontró con la fuerte oposición de los representantes del sector tecnológico y de los juegos digitales, inquietos también porque otros países adopten medidas similares.
‘No hay nada sorprendente. Sucedió igual con la industria alimentaria hace diez años al aprobarse una ley (Bachelot) que avisaba de los efectos nocivos del azúcar para los niños’, recordó.
Morin-Desailly dijo temer más que esas presiones el escepticismo de algunos miembros del Gobierno de Emmanuel Macron para los que la propuesta de ley no tienen suficiente fundamento científico.
‘No sé qué hay de malo’ -adujo- en que cuando compras un iPhone un anuncio avise: ‘evite que su hijo menor de tres años se exponga a las pantallas de manera repetida’.
La iniciativa parlamentaria, que previsiblemente será sometida al voto de los diputados en 2019, prevé también la organización de campañas de sensibilización anuales financiadas por el Gobierno.
Aunque aún faltan más estudios científicos sobre el asunto, pedagogos, pediatras o psiquiatras respaldan la propuesta de ley por el efecto de correlación que han constatado.
Tisseron, una eminencia en psiquiatría infantil en Francia, es pionero en pilotar trabajos sobre las consecuencias de las pantallas en los menores de tres años.
Su posición es que aunque los bebés ‘siempre pueden recuperar ese retraso’ psicomotor, se corre el riesgo de que el niño tarde en adquirir esas cuatro competencias o lo haga de ‘forma desigual’.
Y que si no se aprovecha la ‘ventana de oportunidad’ de los tres primeros años de vida para aprenderlas, ‘habrá dificultades’.
Lo que ha constatado es que los bebés están cada vez más expuestos a los dispositivos electrónicos por culpa de los padres, que usan los móviles delante de sus hijos o dejan el televisor encendido ininterrumpidamente en su presencia. Además, muchos ‘piensan que jugar con móviles o tablets hace a los niños más independientes cuando es exactamente lo contrario’.
‘Algunos padres -indicó Tisseron- dejan mucho tiempo a sus hijos frente a las pantallas, porque no saben que hay un problema, por eso hay que llamarles la atención’.
Para el psiquiatra, esta ley del etiquetado que incomoda tanto a la industria no busca prohibir las pantallas, sino dosificarlas.
‘No es un caso como el del tabaco, que es malo en todas las edades. Las pantallas son algo parecido a la alimentación. De la misma forma que no se da de comer a un bebé un filete con papas fritas porque no lo digiere, tampoco se le debe exponer demasiado a las pantallas’, argumentó.