Inicio Datos duros. Fraudes bancarios con malware se disparan 113% en América Latina

Fraudes bancarios con malware se disparan 113% en América Latina

Los fraudes bancarios digitales aumentaron más del doble en América Latina en los últimos 12 meses, lo que costó a las víctimas cientos de millones de dólares

Los fraudes bancarios digitales relacionados con malware en América Latina se han más que duplicado en el último año, generando pérdidas de cientos de millones de dólares, según un informe de BioCatch.

El documento destaca la capacidad de los ciberdelincuentes para adaptar rápidamente sus programas y evadir las defensas bancarias.

Según Tom Peacock, director de Inteligencia Global sobre Fraude de BioCatch, en el mes de enero, los casos se dispararon, bajaron temporalmente cuando los bancos reforzaron sus defensas, pero volvieron a crecer de forma explosiva en junio.

El informe Tendencias de Fraude Bancario Digital en América Latina 2024, también resalta que los fraudes con dispositivos robados continúan siendo un problema importante.

En el primer semestre de 2024, los casos de fraude bancario digital en la región aumentaron un 32% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Jorge Aguilar Pérez, vicepresidente de BioCatch LATAM, advirtió que, a pesar de que muchas personas están conscientes de los riesgos de recibir llamadas, mensajes o correos sospechosos, los estafadores continúan persuadiendo a sus víctimas para que compartan información personal o financiera.

 

Puntos clave del informe

El troyano bancario Grandoreiro, activo desde hace siete años, afectó a más de 1,500 instituciones financieras en el último año, con más del 20% de los ataques concentrados en América Latina.

Chile y Colombia ya aprobaron leyes que obligan a los bancos a reembolsar a ciertos clientes víctimas de fraude, y se espera que México y Brasil sigan el mismo camino.

A pesar de un incremento global en los ataques de ingeniería social, el robo de cuentas sigue siendo un problema especialmente grave en países con regulaciones menos estrictas, donde los estafadores encuentran más fácil vulnerar las cuentas bancarias.