La gametogénesis in vitro (IVG) es una tecnología que podría, en teoría, transformar cualquier célula humana en aquellas necesarias para formar espermatozoides u óvulos.
Si se vuelve viable —algo que algunos científicos estiman que podría ocurrir en una década—, esta técnica revolucionaría la reproducción humana.
Haría posible que parejas fértiles tengan hijos con su propio ADN, que parejas del mismo sexo conciban un hijo genéticamente relacionado con ambos y, en un escenario extremo, permitiría a una sola persona tener un bebé sin necesidad de donantes de esperma u óvulo.
Para Amander Clark, directora del Centro de Ciencias Reproductivas de UCLA, la gametogénesis in vitro es casi como una tecnología de ciencia ficción.
La IVG promete superar las capacidades actuales de la fertilización in vitro y redefinir los conceptos tradicionales de paternidad.
Sin embargo, plantea profundos dilemas éticos. ‘Los fundamentos del debate ético están tambaleándose un poco’, señala Insoo Hyun, director del Centro de Ciencias de la Vida del Museo de Ciencias de Boston. ‘Las grandes preguntas sobre IVG giran en torno a redefinir categorías: ¿Quién es un padre? ¿Qué significa ser un padre biológico? ¿Qué significa ser infértil?’.
‘Estas son preguntas básicas que antes considerábamos resueltas’, agrega Hyun. Hasta ahora, los avances en IVG se han limitado a estudios en ratones, aunque los científicos trabajan para crear espermatozoides y óvulos humanos a partir de células simples como las de la piel o la sangre.
Según Clark, el principal desafío radica en que las terapias basadas en células deben atravesar largos procesos regulatorios antes de llegar a la práctica clínica.
El desarrollo de la IVG avanza junto a otras innovaciones, como los úteros artificiales, capaces de replicar el entorno materno. Si ambas tecnologías se perfeccionan, podrían marcar un nuevo umbral en la medicina: la posibilidad de gestar un bebé completamente fuera del cuerpo humano.
‘La tecnología avanza simultáneamente como una oportunidad y como un peligro’, reflexiona Hyun. ‘No se pueden separar las dos’.