La Generación Z es el grupo más afectado por las estafas digitales en México, de acuerdo con un reciente estudio sobre seguridad y comercio electrónico realizado por Akamai.
La investigación expuso la vulnerabilidad de la Generación Z frente a las estafas digitales. Este grupo, compuesto por personas nacidas entre 1996 y 2012, mostró ser el más propenso a ser víctima de fraudes en línea.
Entre los encuestados, 43.07% de los jóvenes de 18 a 25 años y 44.23% de los de 26 a 31 años afirmaron haber sido víctimas de estafas digitales.
Estos porcentajes son significativamente mayores que los reportados por los baby boomers (mayores de 60 años), de los cuales solo 26.04% han experimentado estafas.
El estudio también revela que el 69% de la Generación Z prefiere usar su smartphone para realizar compras en línea, considerándolo más seguro en comparación con el 60% de otras generaciones. Confían en la banca móvil y en nuevos métodos de pago como PayPal y MercadoPago, lo que, aunque innovador, los expone a mayores riesgos de estafa.
Las estafas más comunes incluyen la compra de productos que nunca llegan, afectando a 1 de cada 4 mexicanos. Tanto la Generación Z como los baby boomers son los más afectados por este tipo de fraude.
Otra estafa frecuente es proporcionar información por teléfono, especialmente entre personas de 32 a 39 años. Además, hacer clic en enlaces maliciosos en correos electrónicos o mensajes de texto es otra práctica que facilita el robo de datos personales, con una incidencia del 7.16% entre todas las generaciones.
Factores de vulnerabilidad de la Generación Z
- Confianza Excesiva en el Entorno Digital: La familiaridad con la tecnología lleva a la Generación Z a confiar más en las plataformas en línea, a veces sin tomar las precauciones necesarias.
- Búsqueda de Ofertas Atractivas: Los jóvenes buscan constantemente las mejores ofertas, lo que los hace susceptibles a sitios web falsos con precios irresistibles.
- Falta de Educación en Ciberseguridad: La confianza en los medios digitales puede llevar a una carencia de conocimientos sobre ciberseguridad y a no verificar la autenticidad de las plataformas.
